En estos días de continuo bombardeo mediático y propagandístico por parte del régimen cubano para justificar ante sus ciudadanos las subidas de precios y el incremento de la carestía de la vida, aún más, que acompañarán a su ordenamiento monetario y cambiario a partir del 1 de enero, resulta oportuno el recordatorio que hiciese la camagüeyana Madelyn Sardiñas Padrón semanas atrás.
Para esta cubana, ya desde septiembre resultaba agotador escuchar las frases “el Estado hace muchos esfuerzos para…” o “el Estado destina muchos recursos para…”, las cuales denotaban, más aún en voz de dirigentes del país y periodistas oficialistas, que en Cuba se había olvidado o se quiere que se olvide que “el Estado está para servir al pueblo y no al revés”.
Su importante recordatorio no ha dejado de ser comentado desde su publicación en Facebook, pero ha retomado nuevos bríos por estos días, en los que el oficialismo hace malabares para hacer pasar como justos, necesarios y popularmente aclamados los cambios del ordenamiento, en medio de un rechazo y generalizado cúmulo de preocupaciones y temores en la ciudadanía que no se puede ocultar.
“Un Estado no es benévolo cuando adopta políticas y emprende acciones a favor del pueblo; esa es su función. El Estado no es el poder en sí, sino el medio por el que el pueblo ejerce su poder, según se declara explícitamente en el artículo 3 de nuestra más reciente Carta Magna.
Resulta que NO es el Estado el que genera su presupuesto, sino la producción de bienes y servicios que ocurre en las diversas formas de gestión económica y que, dicho sea de paso, es el resultado de la contribución de todos los ciudadanos”, escribió Sardiñas Padrón en su post, con total pertinencia para enmendar el discurso del oficialismo hasta hoy.
Tal y como subrayó la camagüeyana, cuyo perfil en Facebook refiere es máster en Ingeniería Industrial y laboró en el CIGB de su provincia, “son las personas las que generan las riquezas a través de estructuras del Estado; nunca el Estado en sí”, como parece querer asentar siempre el régimen, cual si los ciudadanos fuesen mantenidos y no sujetos económicos.
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“En Cuba la atención médica y la educación no son servicios lucrativos, pero tampoco son gratuitos. La diferencia radica en que se paga entre todos al precio de costo, esencia de la redistribución de las riquezas en que se basa el socialismo.
Ese mismo presupuesto, al que de una manera u otra aportan todos los ciudadanos y que sirve para cubrir los gastos que genera mantener las conquistas sociales financia, además, los salarios de todos los dirigentes y funcionarios de la administración pública, incluso los de esos mismos periodistas que repiten sin parar estas frases, sus condiciones de trabajo y, en algunos casos, hasta sus gastos personales adicionales”, detalló con magistral claridad Sardiñas Padrón en su post, en el que cuestionó por qué, a pesar de estos irrefutables hechos, se subestima de manera irrespetuosa la inteligencia popular mediante el uso de frases manidas que enmascaran la realidad, una práctica constante de la pretendida dirigencia revolucionaria y sus propagandistas, que al final sólo pone de manifiesto su falta de argumentos para justificar el fracaso económico del sistema imperante en la isla.
