Esta semana que termina los medios del oficialismo anunciaron con fanfarria la inauguración del Observatorio de Gobierno Digital de Cuba, una plataforma científica y colaborativa que se propone evaluar, socializar y acompañar el desarrollo del gobierno digital en el país, según dijeron.
Sin embargo, ante la lenta marcha del proceso que se propone observar la entidad, surgida como parte de un convenio entre el Ministerio de Comunicaciones y la Universidad de La Habana, es factible pensar si la plataforma no estará encaminada realmente a la formación de nuevas generaciones de "ciberclarias", esos elementos que día tras día acuden al ciberespacio para arremeter contra las voces que critican al régimen y desnudan las carencias y vicisitudes de la vida a la que obliga.
El observatorio “intenta elevar la cultura digital y sensibilizar a las administraciones públicas y a la ciudadanía sobre la importancia de esta plataforma”, expuso el Granma, que además detalló que el equipo de la plataforma está compuesto por “investigadores, docentes, especialistas y estudiantes de Ciencias de la Información, Informática, Comunicación Social y Diseño”.
El viceministro de Comunicaciones Ernesto Rodríguez Hernández refirió en su cuenta de Twitter que este observatorio “contribuirá con el análisis científico, crítico y revolucionario desde la perspectiva social al desarrollo de la informatización en Cuba”.
De esta manera, los servicios, productos y salidas informativas del observatorio, dijo el Granma, “están orientados a directivos, funcionarios públicos, investigadores, estudiantes y población en general”.
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Cuesta creer plenamente al órgano del Partido Comunista y único. La informatización de Cuba marcha a ritmo lento y bajo estrictos controles políticos e ideológicos, por lo que resulta inevitable no ver a la recién conformada plataforma como otro centro de capacitación más para la guerra que el régimen insiste hay en su contra en redes sociales e internet en general.
Ello, en tanto pueda hablarse de veras de Gobierno Digital en Cuba, una meta que de momento va quedando más sujeta a la vigilancia del ciberespacio para reprimir a aquellos que critican y exponen la realidad de la isla, así como al despliegue de hordas que, carentes de argumentos, se dedican a contestar mediante ofensas y consignas vacías a quienes no comparten los puntos de vista contenidos en la agenda partidista.
Si se va a seguir fomentando el “combate en las redes” y el rol de "ciberclaria" puede jugar a favor de uno en la “emulación socialista”, si no es que se indica u ordena, es difícil no cuestionarse si dicho observatorio estará vinculado de alguna forma a esto.
No puede asegurarse, mas su devenir podría constatarlo, ya sea por acción o inacción de la entidad. El Gobierno Digital en Cuba tardará en consolidarse, mientras que las "ciberclarias" amenazan con expandirse y crecer tanto como el marabú porque cada vez son más las voces que no temen hacer uso de su libertad de expresión, aunque sólo sea en el ciberespacio.
