El escritor cubano Carlos Manuel Álvarez denunció en sus redes sociales otra artimaña del régimen castrista para intentar incriminarlo con "casos políticos".
“La Seguridad del Estado me manda un tipo a casa de mi abuela, un hombrecillo contrahecho, nervioso y mediocre, que viene enviado de no sé quién, haciéndose pasar por opositor, intentando crearme vínculos con organizaciones que ni sé cuáles son. Le dije que saliera echando en ese segundo”, escribió el cofundador y director de la revista El Estornudo en su perfil en Facebook.
“No inventen más, respondo solo por mis actos, no me van a fabricar ningún caso político. Mi transparencia habla por mí. Denuncio desde ya este tipo de mecanismo diabólico con el que el régimen ha destruido tantas vidas”, añadió Álvarez.
La pluma más joven de la lista Bogotá 39, también denunció este sábado 5 de diciembre que agentes de la Seguridad le prohibieron el libre tránsito por Cárdenas, así como ver a su madre e ir a su casa en ese municipio matancero, bajo el pretexto de una supuesta cuarentena necesaria por la pandemia de COVID-19.
“Estoy en Cárdenas desde ayer, vine a ver a mi familia, pero sigo en secuestro domiciliario. Salía de la casa de mi abuela para la casa de mi madre, a quien solo vi ayer unas horas, y después de unas pocas cuadras me detuvieron. No puedo ver a mi madre”, señaló en Facebook.
Según detalló, los argumentos que usan los represores “son falsos”. “Le dijeron a mi padre, quien me acompañaba, que estaba violando la cuarentena. Mi padre lleva ocho meses en Cuba. Me dijeron que yo también estaba violando la cuarentena y les dije que mi PCR dio negativo y que las autoridades sanitarias ya habían suspendido mi cuarentena desde el lunes pasado”.
“Creo que estos segurosos municipales de poca monta ni siquiera sabían eso, y si lo sabían, actuaron todavía peor que los segurosos de La Habana. Torpes y ridículos”, espetó el escritor, al tiempo que compartió que su estado lo hace sentirse como si fuera “un delincuente y un preso”.
Álvarez compartió en su post un video de los agentes de la policía política que le vigilan e impiden salir de casa de su abuela. Dada la superficialidad de las justificaciones que le dan para prohibirle su libertad de movimiento, ironizó observando que “la Seguridad del Estado de La Habana y la de Matanzas no se ponen de acuerdo en sus excusas”. “Hay que sancionar ahí a alguien”, concluyó.
Carlos Manuel Álvarez es autor de los libros: La tarde de los sucesos definitivos (2014); la colección de crónicas La tribu: retratos de Cuba (2017); y, la novela Los caídos. Sus textos han aparecido en Gatopardo, La Nación, Clarín, The New York Times, El Malpensante, Letras Libres, Huffington Post México, GQ y Vice. En 2017 el joven escritor y periodista fue incluido en Bogotá39, una lista de los 39 escritores menores de 40 años más prometedores de América Latina.
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Álvarez llegó a Cuba desde Estados Unidos el 24 de noviembre y se trasladó inmediatamente a la sede del Movimiento San Isidro en La Hababa Vieja, donde se encontraban atrincherados alrededor de 15 activistas, artistas y periodistas independientes en reclamo por la detención arbitraria y violenta del rapero contestatario Denis Solís, sentenciado a 8 meses de privación de la libertad por 'desacato' a la autoridad”. Desde entonces el régimen inició una campaña de difamación en su contra y arreció el acoso policial.
Dos días después, bajo la justificación de un examen PCR dudoso, fuerzas del régimen irrumpieron violentamente en el lugar y desactivaron el grupo.
Cada activista fue conducido hasta su casa, menos el líder, Luis Manuel Otero Alcántara, quien fue retenido contra su voluntad en el hospital Fajardo.
Todos los que se atrincheraron en la sede del MSI han estado sitiados, con fuertes operativos en las afueras de sus viviendas para impedirles el libre tránsito.
A pesar de que desde el lunes 30 de noviembre Álvarez recibió su resultado negativo a la prueba de COVID-19, estuvo días sin poder salir en La Habana y al parecer será lo mismo en Cárdenas.
El pasado martes, el escritor también fue conducido a un interrogatorio por elementos de la Seguridad del Estado, luego de días en los que se le impedía salir del domicilio en el que se estaba quedando en La Habana.