Díaz Canel, el chantajista mayor, apuesta por “diálogo sin chantaje”

Sin pudor de ningún tipo, el presidente designado del régimen acudió a Twitter para compartir dos pasquines del Granma y apostar por “un diálogo sin chantaje”. ¿Acaso no chantajean a diario él y lo que representa a todos los cubanos?
Miguel Díaz-Canel
 

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El cinismo ilimitado de la cúpula gobernante en Cuba y sus funcionarios y defensores, por conciencia, conveniencia o estupidez política, no deja de sorprender e indignar. Aun cuando abunda la evidencia de que no gozan de ese apoyo tan mayoritario, mucho menos unitario, del que presumen, salen a la esfera pública a repetir cual papagayos consignas y eslóganes vacíos que no sólo ponen en entredicho su intelecto, sino también su capacidad para conocerse y valorarse a sí mismos.

Es el caso del presidente designado del régimen, Miguel Díaz-Canel, quien sin pudor de ningún tipo acudió este sábado a su cuenta de Twitter para compartir dos pasquines del órgano propagandístico del Partido Comunista y único a la fuerza en el país y apostar por “un diálogo sin chantaje”.

Precisamente él habla de chantajes, cuando representa y forma parte de una dirigencia y un sistema que apuesta a esos ardides y al miedo para mantenerse en el poder y frenar cualquier atisbo de oposición, crítica seria o afrenta a la hegemonía “revolucionaria”, aunque hace mucho haya dejado de serla para devenir en una férrea dictadura.

En sintonía con la declaración del Ministerio de Cultura (Mincult) de la víspera, para justificar la ruptura del diálogo con artistas y activistas que tienen claros reclamos al régimen, Díaz-Canel escribió dos breves mensajes: “Diálogo sí, pero sin condiciones o chantajes” y “No vamos a legitimar a quienes con apoyo de EE.UU. quieren dañar a Cuba”.

¿Acaso su presidencia es legítima? ¿No viven chantajeando ellos y sus seguidores a quienes no le acatan o deciden retarlos? ¿Estar bien en Cuba no supone ceder a chantajes, explícitos o implícitos, que “invitan” a estar “tranquilos” so pena de no ser reprimidos o caer en una de las tantas “listas negras”?

Realmente, además de risa y sorpresa, encontrar comentarios como el del pupilo de Machado Ventura y Raúl Castro indigna y mucho. Se llenan la boca para hablar de cosas de las que ellos no es que carezcan, sino que les importan un bledo. 

Como evidencia supuesta del apoyo que tienen en el pueblo, esgrimen artículos mandados a hacer en un diario que cada día antes de circular debe ser aprobado por el Partido-Estado, y en los que las organizaciones y voces presentadas repiten un guion orientado que en la práctica representa a un porciento limitado de la sociedad cubana.

De jóvenes como el que el viernes se lanzó solo a la calle, cartel en mano, para pedir el cese de la represión y la libertad para Denis Solís, así como del apoyo auténtico que tuvo entre la masa allí aglomerada, ni el Granma ni el presidente designado dicen nada.

Prefieren mirar a otro lado y repetir el mismo discurso de siempre, como si todos les creyeran, como si todos les siguieran. Diálogo sin chantaje dicen, cuando en el arte de chantajear pocos en la isla pueden emularlos.

No vamos a legitimar a nadie, repiten también, sin darse cuenta de que para poder hacerlo deberían legitimarse primero a sí mismos por otros medios que no fueran la represión, el control político y el miedo que siembran. Un miedo que, como demuestran los sucesos de las últimas dos semanas, se va perdiendo cada vez más.

 

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