La sombra de Evo Morales se cierne sobre el nuevo presidente de Bolivia

Arce y Choquehuanca tendrán que ponerle un "stop" al caudillo exiliado en Argentina si quieren mantenerse en el poder. Mientras tanto, Morales asegura que su regreso al país es "cuestión de tiempo"
Luis Arce y David Choquehuanca
 

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El nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce, tiene un enorme desafío por delante. Recibirá un país con una economía castigada por la crisis del coronavirus y con alta polarización política. También lo hará con el sambenito de ser el primer gobernante electo después de Evo Morales, lo que no es fácil, pues la sombra del caudillo cocalero planea como una maldición sobre su gobierno.

Esta situación provoca que muchos expertos cuestionen la independencia del político frente al líder histórico de su movimiento. Luis Arce asegura que será él quien gobierne y que el expresidente no será parte de su administración. “Si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el gobierno. Será mi gobierno”, dijo.

Arce fue ministro de Morales de principio a fin de su mandato, con una pausa de poco menos de dos años por enfermedad. Es considerado uno de los cerebros del crecimiento económico que vivió Bolivia durante esa gestión gubernamental y uno de los representantes de la clase media que no abandonó a Morales durante su largo mandato.

Si bien Arce dio muestras de autonomía durante el gobierno y la crisis, es difícil creer que Morales se resignará a ser una figura decorativa o uno más de los muchos caciques latinoamericanos que terminaron sus días sin probar nuevamente "las mieles del poder".

Arce logró ser candidato presidencial en gran parte gracias a Morales. Entre finales del año pasado y principios de este, la mayoría de las organizaciones obreras, indígenas y campesinas que forman el MAS pedían que el excanciller David Choquehuanca fuera elegido como la figura del partido, pero Morales logró que Arce se quedara con la candidatura.

Una buena noticia es que el MAS demostró que no depende del caudillo. Durante la campaña electoral, puedo hacer política y conjuró el peligro del desgarramiento por luchas intestinas. Tal vez esa sea la mejor carta para Arce y el partido.

Porque lo cierto es que Morales sigue creyendo que volverá triunfante a Bolivia. Y eso podría significar un reto para Arce pues, si de veras está dispuesto a poner distancia entre su gobierno y el líder exiliado, sus partidarios en el MAS podrían abandonarlo y formar una fuerza política independiente.

Evo tiene 60 años, políticamente hablando sigue siendo joven y él es una persona con todas las características de estos líderes latinoamericanos que se creen indispensables. Esto es un gran riesgo para el MAS y su proyecto de largo plazo.


En el último año hubo tensión dentro del MAS por el papel que Morales jugó en la elección. Poca gente va a intentar reemplazar a Evo de su rol; tal vez el MAS desee dejarlo como líder histórico, pero tratará de que no se convierta en un factor de división porque gobernar Bolivia va a ser complicado y más con la crisis.

Mientras tanto, desde Argentina, Morales no dejó de tuitear mensajes de celebración desde que se supo de la victoria y compartir las felicitaciones que diferentes líderes y personalidades emiten hacia él, Arce y su partido. Y no tardó ni 24 horas en afirmar que su retorno es “cuestión de tiempo”.

Muchos analistas observan lo importante de incluir a David Choquehuanca. El excanciller articuló a los sectores sociales de la región andina de Bolivia y logró evitar la fractura del partido en el peor momento de la crisis política. Su participación dentro de la fórmula, señalan los expertos, le permitió al MAS recuperar liderazgo en zonas donde había perdido apoyo.

Por otro lado, Choquehuanca es un adversario de Evo Morales, no visceral, pero sí lo suficientemente claro como para poner un freno a las ambiciones del caudillo. Morales lo sacó de circulación en 2017 porque le hacía sombra dentro del partido, y luego lo mandó a dirigir la ya moribunda Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, un puesto de segundo orden.  

Y Luis Arce siempre se apuró en señalar que Choquehuanca fue uno de los ministros con los que mantuvo mejor relación durante el “evismo”. Al igual que el presidente recién electo, no duda en marcar diferencias con el líder de su partido. “No soy Evo”, repite una y otra vez.

 

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