Este 17 de octubre el periódico oficialista Juventud Rebelde publicó un artículo en su página web donde abiertamente se burla de las necesidades del pueblo.
Si bien el texto destaca la escasez de productos en una de las tiendas TRD donde ahora solo se ofertan pomos de miel y el agua Ciego Montero, asimismo la emprende contra el pueblo que en los últimos meses se ha visto obligado a tener que hacer agotadoras colas desde horas tempranas de la madrugada, incluso desde el día anterior, para poder adquirir lo poco que vende el régimen, debido a la profunda crisis económica que sufre el país desde 2018.
"Quizá por esto los reconocidos coleros, sobrevivientes a la redada de los días pasados, no paseaban cautelosos e intrigantes por los alrededores, camuflando la libreta llena de nombres, las manos apretando los tiques, o el móvil con listas de reservaciones y pedidos. Hasta los compañeros del orden público encargados de organizar las largas hileras (para no decir tumultos) de personas dispuestas a comprar lo que fuera (excepto agua mineral y miel), permanecían relajados, disolutos, en franca tregua con la lucha diaria".
Luego de esto el artículo, firmado por un redactor que se identifica como Jape y del que el periódico Juventud Rebelde no da más señas, pues ni foto pone en su perfil, pasa directamente a la burla, a la indolencia.
Narra que en el lugar donde se encontraba, un parque cerca de su casa, a unos metros de la mencionada TRD, un borracho, del que también se burla, gritó en dos ocasiones ¡Pollo sin cola!, desde un lugar donde solo él podía divisar la tienda, y esta frase, según dice, rompió la quietud de los que se encontraban en el parque disfrutando de un tiempo de esparcimiento y relajación luego de tantos días de confinamiento.
"La voz sonó como una alerta de peligro, de urgencia, de llamado solidario, no sé explicarlo bien, pero todos se miraron con dudas, con vacilación. Los ojos buscaban los rostros con una sola pregunta: '¿Será verdad o es borrachera?'"
Agrega que "los más incrédulos regresaron pronto a su relajamiento, otros permanecieron en sus marcas… El tercer grito del siempre ebrio Cachito fue el detonante: ¡Caballero, es verdad, pollo sin cola!".
Hay que ser una persona muy baja y ruin para hacer de una situación tan triste un chiste, una mofa, una parodia, pero es que así actúan los funcionarios del régimen, sus voceros, sus esbirros; todos ellos se han acostumbrado a ver la maldad como algo normal, como algo a lo que tienen derecho.
"Muchos corrieron a sus cercanas casas a buscar el dinero y avisar al resto de los amigos y familia. Los más avispados, cundidos en el bregar de las colas diarias, salieron directos hacia donde estaba Cachito buscando el camino más corto entre su banco del parque y la tienda. Ellos sabían que primero se marca, se advierte que contigo vienen siete y después se busca el dinero y los acompañantes indispensables. No se le puede avisar a todo el mundo".
"Nadie tenía a mano un cronómetro. Nadie pensó en ello, pero puedo asegurar de que hubo buenas marcas de velocidad para carrera corta de 50 metros. Fueron varios los que arribaron al poste que servía de sostén a Cachito y desde allí divisaron que la tienda y sus alrededores estaban en calma. Nada anunciaba la apertura de la esperada oferta de pollo congelado en sus variados cortes: muslo, pechuga, encuentros… ni siquiera picadillo".
Pero al final todo se trataba de un gallo desplumado, uno que "atravesaba tranquilamente la calle, con su trasero completamente desprovisto de plumas… Nadie sabe por qué, pero así estaba el gallo: sin cola".
Y el indolente de Jape remata su chiste diciendo que, "Cachito, con cierta suspicacia y regocijo por lo logrado, lo reafirmó ante un público que seguía aumentando en número e incertidumbre: Yo lo dije bien claro: ¡Pollo sin cola! Ahí está, cruzando la calle".