En su afán por recaudar y reprimir a toda costa, más allá de lo que racionalmente el cuidado ante la propagación del coronavirus impone, policías del régimen cubano fueron capaces incluso de imponer una multa sin cuantía al activista por los derechos humanos Ramón Mora Hernández.
El hecho ocurrió el 10 de septiembre en La Habana y de él dio cuenta este lunes el opositor cubano Ángel Moya, quien en una directa en su perfil de Facebook permitió que el afectado expusiese el caso.
Mora Hernández ha sido citado en varias ocasiones por la policía por su historial opositor. Según contó, el día que le impusieron la multa estaba de pie cogiendo sombra en una mata, pues se sentía débil luego de caminar en busca de alimentos que pudiera permitirse con sus ingresos.
La policía cubana, caracterizada por no escuchar razones ni distinguir entre el delincuente común y el ciudadano necesitado, lo multó arbitrariamente por estar en Habana Vieja y no en Centro Habana, donde reside, pero en el talonario no explicitaron la cuantía exacta de la multa.
Supuestamente, la misma fue por 2 000 pesos, bajo lo establecido en el inciso cinco del decreto ley 14 del Consejo de Defensa Provincial de La Habana, que ha permitido al régimen, en el contexto de la lucha contra la COVID-19, recaudar millones de pesos en pocos días.
Sin embargo, el talonario sólo explicita un 000 en el monto, motivo suficiente para que la multa quedase sin efecto, algo que seguramente no sucederá ante las arbitrariedades de las autoridades cubanas.
Mora Hernández ha reclamado, pero sus razones han sido desechadas. De hecho, la multa le fue duplicada. En términos matemáticos y reales, la cuantía reflejada en el talonario seguiría siendo nula, pero para la policía y los encargados del cobro de la sanción ya es de 4 000.
El opositor, amén de que no cuenta con ingresos suficientes para pagarla, ya decidió que prefiere ir a juicio que dar dinero por una injusticia que se cometió en su contra. Sabe que se expone a una encarcelación, pero considera que pagar multas arbitrarias es seguir el juego de los represores.
Además, cuenta en su caso con la irrefutable prueba de un monto nulo en el talonario, documento que teme quiera desaparecer el régimen.