Régimen envía policías encubiertos para enfrentar a los coleros

Como en otras ocasiones en que el régimen ha necesitado vestir de civiles a sus oficiales del orden público, para hacer frente al pueblo y así pasar un tanto desapercibido a los ojos de la opinión internacional, ahora también la policía va de paisano con el objetivo de controlar las colas que abundan en el país.
Régimen envía policías encubiertos para enfrentar a los coleros y poner orden en las colas
 

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Si a alguien le quedaba duda, aquí está la confirmación: el régimen no confía ni en su gente.

La crisis económica que sufre el país provoca un desabastecimiento tal que, hasta para poder adquirir los productos más elementales, el pueblo está obligado a hacer largas colas, incluso desde horas tempranas de la madrugada o desde el día anterior.

Como parte del modo represivo usado por la dictadura para actuar contra el pueblo, al mejor estilo del Apartheid, hace apenas unos días se reeditaron las brigadas de respuesta rápida, ahora bajo el nombre de "anticoleres", con el pretexto de que el desabastecimiento es culpa de los coleros, acaparadores y revendedores.

Al parecer esta nueva forma de control no es suficiente, pues ante el panorama reinante en la Isla surge el temor de que los anticoleros de hoy se vuelvan los coleros de mañana. Eso ha llevado a las autoridades del país a tener que enviar a sus agentes de la policía vestidos de paisanos, encubiertos, a enfrentar a los coleros.

Cuenta de ello da, también, un artículo publicado este 11 de agosto en el diario estatal 5 de Septiembre, perteneciente a la provincia de Cienfuegos. En él se señala, desde el discurso oficialista, la "necesidad" de hacer frente al "fenómeno de las colas, los coleros y una necesidad imperiosa de paliar su efecto desestabilizador".

El redactor del texto del 5 de Septiembre alega que "aún con las fuerzas del Estado volcadas a las calles, irregularidades acechan de forma inexplicable, y cuento: tienda El Progreso Cubano, sábado 8 de agosto, 12 del día; el joven portero lanza la frase paralizadora 'No podemos seguir vendiendo, no hay menudo'".

Ante esta situación, endémica de tiendas y establecimientos comerciales que expenden sus productos en pesos convertibles (CUC), "casi todos -los que se encontraban la cola- levantamos tarjetas magnéticas, esperanzados en burlar el obstáculo, pero la cara atónita del joven no esgrimió palabras".

Y fue este hecho el que descubrió para el redactor del diario estatal, y el resto de los presentes, que agentes de la policía trabajan ahora encubiertos para tratar de llevar algo de orden y control a las colas. Aunque victimas también de la crisis, en menor medida que el resto de la población, no se puede descartar que más de un oficial se pase al lado de los que tratan de sacar alguna ventaja con esta situación.

"A los pocos minutos, las puertas de cristal de la tienda de marras dejaban ver el espectáculo y, de inmediato, los rumores de la cola daban en la diana: 'La muchacha del nasobuco verde es de las fuerzas del orden vestida de civil y las cogió'".

Según el 5 de Septiembre la ausencia de menudo en la tienda solo respondía al hecho de que, en complicidad con los trabajadores del lugar, dos ciudadanas intentaban sacar "inmensas cajas".  

"Hubo discusiones momentáneas, enfrentamiento, y al poco rato, las susodichas salían volcando su malhumor a la cola: 'Vieron, era caramelos lo que queríamos'".

Luego de esto todo volvió a la "normalidad", en palabras del 5 de Septiembre. Lo lamentable es que ahora la sombra de los policías encubiertos se suma al aparato del régimen, el cual en lugar de abastecer, como hizo con las nuevas tiendas en moneda libremente convertible, apuesta por la represión.

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