La mercancía estaba dedicada, de acuerdo con el reporte, a la reventa en el "mercado ilegal", la forma en que las autoridades cubanas nombran al siempre vigente mercado negro o informal.
En los últimos tiempos -dice un efectivo policial entrevistado para el reporte- "hemos detenido ciudadanos que se dedican a la compra de recursos, jabón detergente, que aprovechan cualquier tipo de vehículo para trasladar sus mercancías".
Se les ha dado captura también, según indica, a "ciudadanos que vienen de Moa", municipio de la provincia de Holguín, con "productos del agro".
El policía denunció también que "la tienda te vende una sola vez, pero (los coleros) hacen la cola y compran varias veces el mismo producto.
Los pequeños paquetes de detergente que resultaron decomisados costarían, según el agente policial, hasta 150 pesos, unos seis dólares.
Remató el policía con la revelación de que las mercancías, después de su decomiso, "pasarán a las unidades de Comercio del territorio". Esto le permitió al reportero cerrar con la frase manida de que "los combatientes del Minint nunca permitirán que se lucre a costa del pueblo".
No es este un caso aislado, sino que forma parte de la arremetida de las autoridades de La Habana contra ciudadanos que suplen una carencia provocada por la propia ineficiencia de la gestión estatal de abastecimiento y distribución de productos en las cadenas de tiendas. En cambio, ahora lidia el cubano con un dilema de triple moneda que divide a la sociedad en gamas, por no decir en clases.