En los últimos días la figura y el pensamiento del apóstol de Cuba, José Martí, ha estado en las calles, promovidos por los activistas de la plataforma Compromiso Democrático, que enarbolan como consigna de lucha que “Martí es la solución”.
Intentan demostrar la vigencia del pensamiento martiano, cuando alertaba sobre la nocividad para los pueblos del mal manejo de su sociedad. Su foto en lugares visibles y frases y sentencias del maestro se pudieron leer por estos días en muchos puntos de la geografía cubana.
La difícil situación que vive Cuba, tras sesenta años de un sistema fallido que nació de una revolución que propugnaba la democracia y la libertad y derrocó una sangrienta tiranía, se disolvió en las palabras. Los hechos dictaron después otros derroteros. El comunismo, ese mal que tanto advirtió Martí como fatal para los pueblos, finalmente tomó las riendas con el color verde olivo y una tras otras fueron desmontando las enseñanzas del apóstol, al punto de desembocar en el caos que es hoy la nación cubana.
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La vida de sacrificio de José Martí, hasta su muerte en Dos Ríos, por lograr una Cuba digna: con todos y para el bien de todos, es la única guía posible para los que añoramos los cambios que necesita esta isla.
Sus escritos, su oratoria, son el único ejemplo que debe servirnos en estos momentos grises de la historia humana, donde ya cumplidas las etapas naturales de una revolución, ahora se niega a reformarse y continúa con sus viejas reglas, hoy el mayor obstáculo para que exista un desarrollo social, económico y cultural, que salve al país.
“Martí es la solución” es el itinerario emprendido por Compromiso Democrático, una plataforma prodemocrática que agrupa a casi todas las fuerzas de la oposición, consolidada por las principales figuras y líderes de la sociedad prodemocrática, que han firmado el documento fundador, una medida de la necesidad del apóstol de ser nuestro faro y guía, con sus ideas.
El pensamiento de Martí no murió en Dos Ríos aquel 19 de mayo de 1895. Para esa fecha el maestro sabía que lo había escrito todo y señalado el camino. Por eso propició su inmolación en aquella carga, el sello distintivo de nuestra identidad nacional.
En estos tiempos de una Sociedad Civil que lucha por restaurar la democracia en la isla, y con la violencia descartada de la lucha, Compromiso Democrático aboga por los aires de luz y de civismo que nos legó el maestro. Escribió para todas las posibles variantes a cernirse sobre la lucha por la libertad, incluso contra el peligro del comunismo.
Martí rechazó la tiranía y las dictaduras, en todas las formas. Tenía la historia en sus manos y la cambió por la gloria de morir de cara al sol, preferible al perjurio, la ignominia y la ingratitud de los hombres.
Compromiso Democrático hoy es la redención del apóstol de la independencia de Cuba. Esa que aún no se ha logrado porque la que pareció conquistada en el 59 por la generación del centenario del apóstol al final fue absorbida por el comunismo, ese mal que tanto José Martí temió que cayera sobre Cuba.