Lo sucedido a Lázaro Proenza Sedeño con el jabón medicinal es muestra de cómo hasta lo más simple y necesario, incluso para la salud, de la cual permanentemente presume el régimen cubano, puede ser un auténtico dolor de cabeza.
Residente en Santa Cruz del Norte, provincia Mayabeque, Proenza Sedeño padece una ictiosis laminar congénita, conocida comúnmente como enfermedad del hombre pez debido a que provoca que el cuerpo se vaya cubriendo de una escamosis.
Para hacer su existencia más llevadera, desde diciembre de 2019 le subsidian el jabón Dalmer ozonizado. Es el mejor para su aseo, ya que le asienta al eliminar las infecciones por hongos, causantes de dolor.
Por su enfermedad no suda ni regula la temperatura del cuerpo, que sube sin límites al exponerse al sol, al punto de poder provocar que los órganos internos se colapsen o un fallecimiento rápido por deshidratación. A raíz de todo eso, las facilidades para la adquisición del referido jabón le ayudan a Proenza Sedeño en más de un sentido.
Sin embargo, según narró a la sección Acuse de Recibo del diario oficialista Juventud Rebelde, pese a ser un caso social, jubilado por peritaje, que debe atender a su madre, quien está postrada por un accidente cerebrovascular, a inicios de este mes le informaron que no podrían seguirle dando el jabón como hasta ahora.
El 3 de julio le dijeron que Mayabeque ya había consumido la asignación de jabón Dalmer de todo el año. “No traen más hasta el año que viene. Y me lo localizaron en Bejucal, pero mi ‘helicóptero está roto’”, ironizó Proenza Sedeño, ante la irracionalidad de que tenga que estar pasando por esa situación.
“Es una burla decirme que tengo que ir a Bejucal, en Artemisa, si apenas puedo caminar una cuadra al sol”, sentenció.
Ante su caso, el periodista José Alejandro Rodríguez, a cargo de la popular sección, cuestionó que no haya una solución rápida para el problema. Desde su punto de vista, instituciones y gobiernos de ambas provincias adyacentes no deberían tener tantos obstáculos para integrarse y ayudar a Proenza Sedeño rápidamente.
Sin embargo, las “dificultades y carencias” permanentes de Cuba, agudizadas por la pandemia de COVID-19, hacen que hasta lo en apariencia más simple se vuelva todo un tormento. El caso del paciente de ictiosis laminar congénita en Santa Cruz del Norte es sólo un ejemplo de los muchos como él que hay en un país donde hasta lo más básico escasea y para resolverlo hay que enfrentar otros no pocos obstáculos.