Los trabajadores de la división en inglés de la cadena de televisión Telesur, que se ha convertido en un medio de propaganda del régimen de Maduro y sus aliados, han estado trabajando sin recibir salarios durante meses.
Según reveló el portal Insider, la televisora oficialista de la dictadura venezolana comenzó a reemplazar al personal profesional con estudiantes cubanos, que hacen el trabajo a distancia y por una pequeña fracción del costo.
Tal decadencia, sin embargo, no anuncia un cierre de Telesur, quizás la única cadena internacional que lava sin recato la imagen de Nicolás Maduro, quien lo pondrá todo por mantener a este importante medio de su lado en la guerra de propaganda.
El reporte del Insider, escrito por el periodista Charles Davis, recuerda que Telesur fue fundada como un canal de TV y página de noticias online por Hugo Chávez en 2005, con el apoyo del dictador cubano Fidel Castro. En el 2014 se expandió a una versión en inglés que, según su presidenta Patricia Villegas es “parte de una estrategia geopolítica y de comunicación en el campo de la información global”.
Villegas es colombiana y está casada con Ricardo Menénez, un jerarca del régimen de Maduro que hoy ocupa el cargo de Vicepresidente del Consejo de Ministros de Planificación, y Ministro del Poder Popular de Planificación.
Ahora la oficina central de la televisora, ubicada en Quito, está en juego.
“No pueden perder Quito”, declaró a Insider Orlando Pérez, jefe de operaciones de Telesur English y quien fue director del diario progubernamental ecuatoriano El Telégrafo, bajo el mando del ex presidente Rafael Correa.
“Para ellos, este es un problema político”, dijo un editor de Telesur dentro de un chat grupal al que tuvo acceso el Insider. En el intercambio de mensajes también se expresó que “no les importan los artículos o la calidad, sino mantener la cara internacionalmente”, y que “perder una oficina en el extranjero significaría que están perdiendo la guerra”.
Las críticas a Telesur no provienen exclusivamente de la derecha. Geoff Ramsey, director del programa de Venezuela en la Oficina de Washington para América Latina, un “think tank” de centro izquierda, explicó que “Venezuela tuvo la oportunidad de crear algo como Al Jazeera: un activo estatal con cierta independencia que proporciona una perspectiva regional muy necesaria”.
Según Ramsey, “en los primeros días, muchos periodistas progresistas acudieron en masa a trabajar en Telesur con esta esperanza (…), pero sólo vieron con consternación lo que ya quedaba claro que sería, el principal órgano de propaganda para el proyecto bolivariano.
La plataforma en inglés se creó aparte, en Ecuador, en un estilo que imitaba a la BBC. En la ciudad ecuatoriana, vivían muchos venezolanos emigrados, una importante fuerza de trabajo y talento que nutrió a Telesur en inglés. Pero entre la desastrosa gestión económica de Maduro y las sanciones norteamericanas, además del abandono de países anteriormente aliados, el régimen de Caracas está imposibilitado de financiar como venía haciendo su “brazo propagandístico”.
Telesur en Quito no puede despedir sin más a sus empleados, debido a cuestiones legales, pero tampoco les paga sus salarios. Si decidiera despedirlos, la indemnización de tres meses que tendría que pagarles es un lujo que no puede darse.
Ante el desastre, la compañía ofreció a los trabajadores que quedan un pago de 200 dólares al mes.
Un testimonio obtenido por Insider, explicó que “esto es lo que Telesur realmente nos estaba diciendo: o trabajas con nosotros, con la esperanza de obtener parte del dinero que te debemos, o te vas y puedes decir adiós a todo”.
Es entonces cuando aparecen los estudiantes cubanos, mano de obra casi gratuita que está sosteniendo a duras penas la división en inglés del canal.
Según Insider, Telesur les paga centavos de dólar a los cubanos para desarrollar el contenido que producen en español para la página web, y llevarlo al inglés a través de Google Translate.
A inicios de 2020 Patricia Villegas, la presidenta de Telesur, se reunión con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, inaugurando el estudio de esa cadena en la isla.
Pero detrás de la publicidad dada por la prensa castrista que observa con admiración a Telesur, muchos de los cubanos empleados en La Habana han renunciado por el mal pago y la falta de equilibrio entre la vida laboral y la personal, pues los explotan con trabajo cinco días a la semana, pero se les paga por tres.