Los campesinos en Cuba también se han quedado sin fertilizantes y químicos de importación para fortalecer y proteger sus cultivos, así que han tenido que innovar con lo que tienen a mano en la situación actual.
Según una información publicaba en el diario oficial Granma, en la finca Santa Ana, en la zona de San Mateo en Holguín, los campesinos han tenido que emplear un compuesto líquido que contiene cal, azufre, material rocoso azul (triturado hasta casi hacerlo polvo) y harina de pescado para preparar los suelos y mejorar sus cultivos.
Los guajiros de Velasco aplican sin miramientos ese líquido “innovador” en parcelas con guayaba, maíz, frijol, soya y papa. El diario dice que los hermanos que trabajan en esa finca emplean esos productos hace una década y que tienen rendimientos “similares” a los productores de la zona que emplean herbicidas y fungicidas importados.
Para un matiz de comedia, el diario llama menú “nutritivo y curioso” a esa mezcla rara que utilizan los campesinos como fertilizante para sus tierras más por necesidad que por ambientalistas.
También realizan otra sustancia, que según Granma, les sirve a los campesinos para mejorar las propiedades del suelo, además de controlar diarreas en los cerdos y el moquillo en los pollos.
La nueva mezcla tiene las bacterias habituales, hongos, levadura, descompuestos de marabú y bambú, melaza de caña, suero de leche, maíz molido y agua. Todo ello se pone en un tanque plástico que se reutilizará durante todo un año.
Por si fuera poco, los propios campesino holguineros se fabrican su propio gas para cocinar, a través de hojas de Nim, anamú y cebollino, acumuladas por seis días en un tanque que contiene agua, microorganismos y líquido residual del biodigestor.
Para cerrar con broche de oro, el diario indica que es necesario emular ejemplos como estos para “burlar el impacto del bloqueo de Estados Unidos y ayudar a amortiguar las consecuencias económicas de la COVID-19”.