Por estos días de cuarentena, incertidumbre y desconfianza en el futuro producto del coronavirus, el Facebook es el hogar común de muchas personas. Joaquín Bustamante, de Jaimanitas, acaba de descubrirlo y confiesa que “no puede vivir sin Facebook”.
“No puedo ya vivir sin eso. Redoblo mis esfuerzos en el trabajo diario para ganar un poco más y sacar el paquete de datos. Compro el más barato, 400 megabytes, a 5 CUC, 120 pesos, y me conecto. Comencé de lo simple a lo profundo: compartiendo publicaciones cristianas. Luego pasé a una fase creativa, subí fotos de conflictos, colas, tarimas vacías. Ahora estoy en una etapa superior: reflexiones personales, consejos, llamados. Disfruto mucho con la exaltación de mis seguidores, y cómo reaccionan a mis post”.
Joaquín Bustamante es miembro de una famosa familia de pescadores y buzos de Jaimanitas, muy numerosa, con varios records absolutos en la pesca, en la extracción de calandraca y de prendas que pierden por descuido los bañistas.
“Soy una especie de historiador de la familia”, dice Joaquín. “Tenemos el récord de más paquetes de calandraca sacadas en un día: 100, el récord de la joya más pesada encontrada en el fondo del mar: una cadena de 18 quilates con una medalla de Santa Bárbara, que pesó 80 gramos. Del brillante más caro: ocho gramos, sacado por mi tío en Guanabo, y de otros records más que ahora no me vienen a la mente. Estamos diseminados por muchos países, pero seguimos unidos. El núcleo, la casa, sigue en pie, en la calle Tercera y 230”.
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Joaquín es un padre de familia, luchador. Desde hace varios años abraza el cristianismo y afirma que Jesús le cambió la vida.
“Y me salvó. Actualmente por Facebook predico. Salvo vidas. Anuncio la palabra del señor. Me he auto proclamado El mensajero de Jaimanitas, pero no es por mi oficio de llevar los productos a las casas, es más bien por el mensaje que cargan mis publicaciones, de amor por Cristo, de cumplir con los mandamientos, la fuerza animadora de los salmos. Me dan muchos likes. Me comentan.
Pero donde me he vuelto verdaderamente fuerte es en las proclamas políticas. Cada vez que subo algo revuelvo el avispero”.
Joaquín llama a su Facebook “de Preescolar” por las reacciones de sus seguidores. Muchos son de Jaimanitas. Algunos lo paran en la calle cuando se lo encuentran en sus trajines de mensajero y lo cuestionan.
“Disfruto la discordia y los arrebatos, porque descubro que no me entienden. Yo hablo en parábolas. Se encabritan, no generan. Ahora comprendo por qué tanta gente no entiende a Jesús. Si no me entienden a mí, que soy un analfabeto, ¿cómo van a entender al mesías? Por eso lo llamo de Preescolar y lo estoy llevando bien, porque más bien debería llamarle Facebook de las Vías no formales o de Círculo Infantil”.
“En este tiempo de virus y de muerte hay que aferrarse a Dios”, concluye Joaquín, se monta en su bicicleta y se encamina a llevar el próximo pedido. “Fíjate en el pensamiento colectivo de la gente de mi Facebook: enclaustrada y abducida, subiendo memes todo el día, fotos de cuando eran chiquitos, retos, juegos, post de harakiri y catarsis, sin ver la única luz que puede sacarnos de la plaga”.