Todo cubano, hombre, mujer, niño, niña, habla, discute, grita, si de béisbol se trata. No necesariamente tienes que ser de los fanáticos que no se pierden un juego en el estadio, siempre se habla, siempre se opina, porque todos creemos llevar la razón sobre el pasatiempo nacional. Aun más, si el debate es algo tan cercano como los uniformes deportivos, algo que se ve a simple vista, tema del cuál no hay que consultar estadísticas para afirmar cuál es mejor o peor.
Este año, después de meses sin debatir sobre pelota, porque lo único que ha importado es sobrevivir a la pandemia mundial, vuelve el béisbol a descolocarnos, incluso desde nuestros hogares, con semejante diseño de uniformes para la venidera Serie Nacional.
El próximo 12 de septiembre, fecha anunciada por el INDER días atrás en la Mesa Redonda, comienza la pelota, la pasión de Cuba, la polémica en mayúscula y. con ella, como siempre, comienzan también los desaciertos.
El tema en cuestión es sobre los uniformes que se usarán en la serie 2020-2021, que popularmente ya son un fracaso, o por lo menos así se ha evidenciado en las redes sociales, donde los internautas no han parado de hacer críticas sobre la selección del diseño.
Pero, ¿de quién son los nuevos diseños?
La “obra” es fruto de la unión de dos emprendedores privados, que bajo el nombre de AMA, crearon los vestuarios que este año lucirán nuestros peloteros. Dietmar Martínez de Santiago de Cuba y Jeordanys Gutiérrez de La Habana, superando los fanatismos ciegos que a veces inundan el béisbol nacional, decidieron unirse en este nuevo proyecto.
Dietmar Martínez dijo hace un tiempo en una entrevista en Play Off Magazine: “Los diseños de nuestra pelota, para hoy en día, no son nada vistosos, teniendo en cuenta que llevamos usando el mismo patrón serie tras serie. Por ejemplo, la serie pasada se cambió de diseño y en esta vuelve el mismo de la antepasada, que llevaba 4 años seguidos”.
Y en eso llevaba razón, el cambio renovador en la pelota debe comenzar desde la propia visualidad, pero hay que hacer las cosas bien. En este caso la intensión estaba, pero faltaron detalles que no pueden dejarse pasar por alto. Algo tan obvio como el color distintivo que históricamente ha marcado a cada equipo no puede pasar a un segundo plano, la propuesta tipográfica debió estar más acorde a la identidad de cada equipo, y detalles tan marcados como la I gótica de Industriales no se podía perder. Y qué decir del nombre que ahora lucirán los trajes en calidad de visitantes.
Ante tan marcados cambios, los internautas no demoraron en comentar.
Michel Rabo, uno de los cientos de usuarios que han manifestado su desacuerdo con la nueva propuesta de diseño, dijo en Facebook, que “es horrible, poner el sobre nombre no es la solución de los problemas, si lo van a hacer háganlo bien. Además ¿ese es el estilo de letra con que se escribe Industriales?
Víctor Dumois manifestó que “las letras de los uniformes, de los nombres de los equipos deben ser menos rígidas en los trazos, respetando los colores primarios que identifican a cada selección y buscando coherencia en los contrastes entre los números y el color de la camisa”.
Raddel Moreta fue un poco más tajante en expresar su opinión: “Con tantos diseños originales y modernos circulando, deciden escoger estos? ¡Por Dios! El béisbol no es lanzar y batear la pelota, en el mundo entero es un SHOW del qué forman parte el público, los estadios y el uniforme. Con este diseño dan ganas de apagar el televisor en el primer inning”.
Volviendo sobre la entrevista de Dietmar en Play Off Magazine, él expuso: “El cambio de uniforme es algo motivador, y también debemos cambiar la tela, tenemos que ser más creativos, y tenemos personas creativas. No entiendo por qué nos estancamos o nos da miedo saltar más alto. Se puede mejorar enormemente la calidad de nuestro béisbol comenzando por lo visual”.
Y en parte Dietmar tenía razón, sin embargo, no parece que la audiencia haya aplaudido como se esperaba la nueva propuesta, su propuesta.
Dietmar llegó al diseño por pasión personal, es otro de los que alimenta el intrusismo profesional, que a veces ha resultado provechoso, y otras no tanto.
Desde hace casi 10 años este joven santiaguero propuso a autoridades de la pelota cubana diseñar nuevos uniformes para los equipos de la Serie Nacional de Béisbol. Quería confeccionar trajes vistosos, con una estética distinta a los actuales, para renovar la imagen encartonada del béisbol cubano. Pero el tiempo pasó y su propuesta, como la de muchos otros, quedó estancada en los anaqueles del INDER.
Pero el que persevera… a veces llega a la meta, y después de varios años de desilusión Dietmar se encontró con Jeordanys y se volvió a lanzar con la propuesta de rediseño, esta vez las autoridades si aprobaron su idea, no así la afición.
Darbel Griñón no midió palabras para expresar su desacuerdo, “el diseño es horrible, ¿no se auxiliaron del Isdi? Se sabe que quienes deciden no bajan de 60 años, pero joder, ya es hora de modernizar las mentes. Parece un uniforme hecho a mano, y las letras con pose militar…”
Igor Ernesto Corcuera fue otros de los que más criticó la propuesta: “Me parece que el diseño en general es horrible, incluso habían anunciado un tercer uniforme con la inicial del equipo y casi no se ha hablado de él, ni para que se utilizará. El logo del equipo, lo mismo sale azul, que sale blanco, en fin, cada vez se pierde más la identidad del equipo. Me recuerda a cuando "mágicamente" el uniforme se tornó gris con ribetes azules, y también cuando decidieron que todos los pantalones de todos los equipos fueran grises y solo diferenciar las camisetas...”
En otros muchos comentarios se recuerda al tan vistoso traje que lució Cuba en el Primer Clásico de Béisbol, un uniforme que pasará a la historia.
“¿Por qué el que diseñó aquel uniforme no puede diseñar los de ahora?”, se preguntan algunos internautas.
Raúl Vázquez fue el creador del uniforme del Primer Clásico, él es graduado del Isdi y toda su vida ha estado ligada a la industria deportiva. En más de una ocasión Raúl ha vuelto a proponer sus diseños para la Serie Nacional, pero parece que el INDER ya no le interesa vestir a sus deportistas con los mejores trajes.
Actualmente Raúl es trabajador privado, y ni así deja de pensar y de hacer por la pelota. Él se encarga de vestir a esos peloteritos, que desde edades tempranas se lanzan al terreno con deseos de convertirse en grandes jugadores. Junto a su esposa, hacen los trajes de los equipos de La Habana en todas las categorías infantiles y juveniles, y no se limitan a la capital, porque en varias ocasiones han fabricado para Matanzas, Cienfuegos, Pinar del Río, Artemisa, y hasta para la Isla de la Juventud. Las demandas que tienen en algunas ocasiones se van por encima de lo que pueden hacer, porque son de los pocos del mercado no estatal que confeccionan trajes deportivos en todo el país.
Mientras tanto, esta serie tampoco vestirá sus mejores galas. Sin embargo, la apertura del INDER de apostar por propuestas privadas es una batalla ganada que deja el camino abierto pare seguir perfeccionando nuestro deporte nacional, que si bien tiene que cambiar muchos detalles técnicos y de atención a los peloteros, por lo menos empezar a verse mejor sería un gran aporte.