Cuando revisas la mayoría de los equipos de fútbol profesionales y sus tácticas, no necesitas investigar mucho para darte cuenta que poner a jugar juntos a dos delanteros natos, dos hombres de área, dos 9 de estirpe, no solo es muy difícil, sino que ha quedado obsoleto para los entrenadores, que prefieren colocar un referente en el ataque y rodearlo de jugadores con más movilidad y recursos creativos y/o de regate.
Eso de poner dos delanteros hace mucho tiempo que no se veía; incluso ver un 4-4-2 chapado a la antigua también es un elemento en extinción en el fútbol moderno.
Pues bien, cuando Antonio Conte tomó el mando del Inter de Milan este verano y se trajo con él a Romelu Lukaku, todos pensamos que Lautaro Martínez iba a tener que competir muy duro por el puesto de 9, pero casi inmediatamente, el entrenador italiano sorprendió a todos colocándoles juntos y dándoles, a los dos, recorrido libre en el frente de ataque.
Pero para ajustar ese entramado táctico y que ambos arietes tuvieran compañía, decidió jugar con línea de 3 en el fondo, dos medios-carrileros abiertos y tres “llevadores” en el medio, colocados muchas veces en V con dos interiores que hacen las veces de número 8 y conectan los tanques con el equipo.
Ha sido sencillamente una obra maestra del tío Antonio. El Inter está teniendo una temporada fantástica en la cima de la Serie A y Lu-La (Lukaku-Lautaro) se ha convertido en la pareja de delanteros más letal y temida en toda Europa.
Ambos, sumados entre ellos y en todas las competiciones, acumulan 30 goles en poco más de una veintena de partidos que han compartido alineación y promedian (cada uno) casi 4 disparos entre los tres palos en cada encuentro.
Pero la estadística que más delata la rebuscada manera de acompañarlos y alimentarlos en la formación táctica de Antonio Conte es que ambos tienen sólo una asistencia, lo que deja ver a las claras que son tremendamente servidos desde todos los flancos y que los dos saben que están allí para rematar y convertir en goles sus ocasiones.
También es verdad que la parte negativa de las asistencias no prodiga la conexión entre ellos delante de la puerta rival, pero es completamente normal cuando pones a dos auténticos depredadores del gol a jugar juntos.
En fin, es una realidad tangible que hoy el Inter se sostiene en sus dos bestias goleadoras y Mr. Conte ha traído de vuelta, tal y como se despierta del sueño un animal prehistórico, el doble-9 a nuestro siglo y hasta hoy le va saliendo bien tanto en lo colectivo como en lo individual.
No ha faltado la llegada de gigantes para deshacer la parejita y llevarse a alguno de sus miembros, el ejemplo más sonado es el marcado interés del Barcelona en Lautaro… pero eso ya es para otra columna.