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Ana Hurtado no está sola

Desde que dos alemanes insensibles echaron a rodar la bola de que un fantasma recorría Europa y el mundo, muchos han sido afectados por ese espectro sin alma que es el comunismo, que confunde y engaña

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Ana Hurtado en Cuba, Anita para tupamaros y etarras.
Ilustración: Tejuca | Ana Hurtado en Cuba, Anita para tupamaros y etarras.

Actualizado: Tue, 05/30/2023 - 10:43

Desde que dos alemanes insensibles echaron a rodar la bola de que un fantasma recorría Europa y el mundo, muchos han sido afectados por ese espectro sin alma que es el comunismo, que confunde y engaña, que ilusiona y marea, que hace creer que la humanidad puede ser mejor si nadie es dueño de nada y dejan la responsabilidad de la vida en manos de un estado que será papá, mamá, abuela y gendarme, todo a la vez.

En el mundo actual de la izquierda se repite lo hurtado. Y también las Hurtados, que deberían llamarse hurtadas, pensando en que el poco cerebro que poseen no les pertenece. Sus células grises pertenecen por entero al socialismo, como el futuro, por eso no funciona. Fueron tocados por la nube tóxica que lanzaron Friedrich Engels y aquel amigo suyo, perdulario y perdedor, llamado Karl Marx, que quiso darse a conocer como el Prometeo de Tréveris.

De allí tomaron luego bolcheviques y mencheviques lo de Prometeo, y de tanto Prometeo que no lo veo, el mundo se hizo muy feo: Lenin, Stalin y la caterva cavernaria que regó por el mundo la internacional socialista y las ambiciones mundiales fabricadas en el Kremlin. Un pozo sin fondo de ilusos descerebrados que quieren ver repartidas las riquezas que ellos mismos no saben producir ni lograr.

Para que Ana Hurtado no ande más a hurtadillas, porque lo hurtado es malo a la postre si uno ha hurtado un postre, hemos fundado un grupo de Orientación y Propaganda, en el puro espíritu macabro del Che Guevara, para reunir, aunque sea a la fuerza, a todos los defensores de la revolución cubana no naturales de nuestra isla en un único poblado del campo cubano, lejos de la población autóctona y natural. Vivirán, a partir del momento en que se complete la nómina, en las mismas condiciones que el pueblo cubano durante un tiempo prudencial, estimado en uno o tres años.

La primera propuesta, por ser la más reciente y la más joven, aunque a todas luces nada salvable, sería la españolita Ana Hurtado, por ser la más procazmente y castristamente activa, insolente en su ignorancia y muy hetaira en su provocación. Y también porque nada Hurtado me es ajeno, como diría un revendedor de cosas robadas. Pero hay otros, otros que merecen la oportunidad de satisfacer su heroísmo, su curiosidad, su desprendimiento (de las cosas mundanas y también desprendimiento de retina) y que de una vez por todas participen y prueben (no digo “paladeen” porque no quiero hacerles la boca agua) los encantos del sacrificio, de la igualdad, del esfuerzo cotidiano y de la continuidad, que en Cuba han llegado a ser la misma cosa.

La lista será inmensa y por eso se debería restringir la honorable membresía para no discriminar a nadie, aunque no estaría mal que todos esos militantes de izquierda, deslumbrados con la revolución, sientan en carne propia (y ojo con esto de la carne, que será el primer producto que desaparecerá) lo que se siente cuando te marginan o castigan, cuando alguien decide tu vida por un criterio de pertenencia, y caminan por las oficinas del comité central, con una flor roja en la mano, arrancándole pétalos mientras dicen, al azar: es confiable, no es confiable...es revolucionario, no es revolucionario... ama el proceso, es un odiador.

Debiera ser una experiencia inolvidable para la misma Ana Hurtado, por ejemplo, levantarse sin café y tener que irse sin desayunar, y saludar desde su ventana a Cristina Kirchner y a Evo Morales, vecinos suyos, y mirar con admiración a varios guerrilleros colombianos que viven en la esquina, justo al lado del letrero gigante que escribieron en la pared y que dice “Abajo el bloqueo” y en letras más pequeñas “la NED (National Endowment for Democracy) es la que hace el trabajo ilegal de la CIA”.

Por fin el buró político del Partido Comunista de Cuba comprendió lo que el clarividente Machado Ventura llevaba años machacando "que la izquierda mundial envidiaba a los ciudadanos cubanos que disfrutaban de los logros de la revolución". Para premiar a los más destacados luchadores contra la hegemonía del imperio, y a quienes han dedicado y siguen dedicando sus vidas a borrar al capitalismo de la faz de la tierra, se hará por primera vez esta ciudad ideal donde sus habitantes harán la misma vida de los cubanos de a pie, con sus dificultades y heroísmos.

Aún no tiene nombre, y el proyecto, aunque ha echado a andar, todavía necesita algunos ajustes, como qué hacer cuando un español o un mexicano, militantes de izquierda, necesiten viajar con urgencia a sus países. ¿Entenderán que se les prohíbe salir del país porque están “regulados”? ¿No se ofenderán si la seguridad del estado ejerce una disimulada vigilancia en sus calles, poniendo a un compañero con moto y celular en las esquinas o cerca de sus puertas? ¿Se les permitirá recibir dólares y euros o todo tendrá que funcionar en pesos cubanos? ¿Nadie elevará su amarga protesta por ser vecino de Marino Murillo?

Esas pequeñeces se irán solucionando en el camino. Ya hay compañeros de la izquierda nostálgica que quieren que los discursos del compañero Fidel sean retransmitidos por la televisión, en circuito cerrado, y que se programen trabajos voluntarios y campañas de vacunación. Incluso hay militantes de movimientos de liberación, uruguayos, franceses y argentinos, que exigen la fundación de organizaciones de masas, donde los Comités de Defensa de la Revolución tiene el mayor número de solicitudes.

Ana Hurtado, Anita para tupamaros y etarras, será una especie de coordinadora de organizaciones juveniles que establecerá cursos para enseñar el arte de delatar a sus vecinos, y hará llegar a las instancias correspondientes cualquier atisbo de vacilación o duda, o lo que es peor, algún comentario peligroso que pueda esgrimir el enemigo para penetrar a los habitantes de ese pueblo.

No olvidarán jamás la convivencia con otros compañeros que comparten la misma ideología en iguales condiciones que el pueblo cubano, con medicina y educación gratuita, libreta de abastecimiento, asambleas de rendición de cuentas, períodos especiales (varios a la vez para que puedan entender cómo el criminal bloqueo intenta doblarles las rodillas a los verdaderos revolucionarios), escasez de transporte, de alimentos, apagones a cualquier hora, mítines de repudio, movilizaciones constantes, milicias de tropas territoriales, maltratos de la policía y actuaciones de Buena Fe y Raúl Torres cada semana.

Hay compañeros pesimistas que se opusieron a esta especie de experimento. Son los que dicen que en menos de tres meses algunos intentarán irse del país en balsa. Otras jinetearán a algunos extranjeros que visiten el lugar haciendo turismo. Y los más preclaros apuestan a que, en un año, el 167 % de los habitantes de esa izquierda mundial serán irremediablemente gusanos y opositores.