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Fulanito para presidente

Cuando el pueblo evalúe y sopese la labor del “Puesto a Dedo” verá que ha sido un largo período presidencial preñado de problemas.

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Díaz-Canel, presidente “Puesto a Dedo”.
Ilustración: Armando Tejuca/ ADN Cuba | Díaz-Canel, presidente “Puesto a Dedo”.

Actualizado: Tue, 04/18/2023 - 10:45

El pueblo de Cuba podrá, este día 19 de abril, ejercer su derecho al voto soberano y elegir un presidente. De los resultados dependerá la suerte de muchos. Ese día el cubano sabrá si irse o quedarse.

Para decirse y votar por el mejor candidato, el más completo, o a quien el pueblo considere más apto, habrá que evaluar la labor realizada por el actual presidente Miguel Díaz-Canel, a quien el general Raúl Castro designó para ocupar el alto puesto por sus cualidades. Pero nunca dijo para qué eran esas cualidades. Tal vez quiso decir “casualidades” y el vodka le puso la lengua estropajosa.

Cuando el pueblo evalúe y sopese la labor del “Puesto a Dedo” verá que ha sido un largo período presidencial preñado de problemas. Ha estado tan preñado que nadie sabe cuándo irá a parir. El bloqueo sigue igual, pero se habla más de él y carga con más culpas que antes. Han existido cortos períodos de luz eléctrica, la policía se ha puesto más violenta e intolerante, los guardacostas actúan con más rigor y los baches de las calles llegarán a ser piscinas olímpicas muy pronto, menos en Centro Habana, donde nunca hay agua.

El pueblo no entiende nunca a sus gobernantes. Eso que se llama “masa”, “vulgo” o “plebe” no ve la esencia de las medidas. Todas son, en alguna medida, valga la redundancia, tomadas para evitar males mayores, males no medidos. Si los guardacostas capturan, e incluso embisten precarias embarcaciones de elementos desconsiderados e insensibles, o acaso confundidos, que pretenden abandonar la isla, es, sustancialmente, para salvar vidas o para darles la oportunidad de pensar bien su decisión. Si la policía se excede en su celo y resulta, para los desconocedores o los insatisfechos, algo violenta, no es por vocación, sino para alertar a quienes protestan o disienten que no debieran perder su precioso tiempo en las calles, sino que sería más productivo y agradable estudiar o amar, e incluso ver televisión.

Y si la llamada dirección de la revolución (el término confunde, porque no hay revolución ni se sabe en qué dirección va) decide presentar como candidato al mismo que ha estado en la máxima dirección del país, es por el propio bien de sus habitantes. Ese hombre tiene ya tanta experiencia en las equivocaciones que no se equivocará nunca más de maneras nuevas y sorpresivas. En definitiva, ya lo dice el propio refrán: “Vale más malo conocido, que bueno por conocer”. O el otro de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Por tanto, es mejor presentar a un animal.

Uno de los candidatos a la presidencia, de hecho, el único, que también estuvo en el periodo anterior durante cinco años, ha hecho balance de ese quinquenio. Un quinquenio que ha alcanzado altas cotas de oscuridad absoluta, y es por eso su nombre: quinqué-ño, o nio. Una de sus virtudes más señaladas es la modestia, por eso no podemos decir que “se presenta” nuevamente al cargo, sino que lo presentan. Otra de las virtudes que lo adornan no es la inteligencia, por eso sólo lo adorna.

Hay una circunstancia que diversifica y hace múltiples las opciones para la presidencia. Después del compañero Fidel, es decir, el Delirante en Jefe, la responsabilidad y el cargo se ha ampliado, como si la presidencia del país necesitara una personalidad múltiple o una dirección colegiada, sin tener que llegar a aquella “Pentarquía” que gobernó un país revuelto tras la caída de Gerardo Machado. ¿Y por qué sucede esto? Ah, porque Fidel hay uno solo. Por suerte. Y todo el pueblo lo veía lejos, vibrando en la montaña.

Hoy en día esa circunstancia ha cambiado. La piedra donde habita el susodicho, yace en Santiago de Cuba, en el cementerio de Santa Ifigenia, donde José Martí lo vigila. Eso deja libre al cubano para tener distintas y diversas visiones del actual candidato, y que también resulta el candidato más fuerte para el cargo. El Díaz-Canel que ven los pinareños no es el mismo que tienen en su mente los camagüeyanos ni los villareños. El Puesto a Dedo que creen conocer los orientales es distinto al de los matanceros. Eso convierte a Díaz-Canel en muchos Díaz. Demasiados.

Lo mejor que tiene este tipo de elecciones en Cuba es que no hay maraña. Todo está claro y estudiado, y es muy raro, rarísimo, que suceda algo inesperado. Es extraño, extrañísimo, que pase algo que no debería pasar, porque las autoridades no esconden la bola, ni ocultan datos, ni la gente comienza a oler gato encerrado. La prensa está constantemente informando para los que no hayan olvidado leer: “La presidenta de la oficialista Comisión de Candidaturas Nacional (CCN), Consuelo Baeza Martín, dijo a Granma que en estos momentos se consulta a los 470 diputados para, a partir de sus propuestas, elaborar un proyecto de candidatura para los cargos de presidente y vicepresidente de Cuba, y de la ANPP y del Consejo de Estado”.

Esa es mi Baeza, no hacer chistes con Bajeza, por favor. Si los diputados al parlamento de la isla llevan un candidato es porque ese candidato ha sido pasado por muchos tamices para ser candidato, y hay que confiar en que esa candidatura sea la buena para un candidato. Nunca, pero nunca, se ha llevado un candidato que luego no resulte electo presidente. Jamás en la historia de nuestro país se propone a un candidato y resulta electo, para poner un ejemplo, el presidente de Paraguay y mucho menos el de los Estados Unidos.

Y para resaltar la limpetud o higienitez de ese prístino sistema electoral, se le da voz al pueblo, pero también, como se dice en la noticia: “La presidenta de la CCN dijo que los diputados hacen llegar sus propuestas por escrito, de forma individual y anónima. También se les solicita su criterio sobre el Consejo de ministros y sus miembros, pues la propuesta que haga el presidente será sometida a su aprobación”.

De manera que los 470 diputados cubanos tendrán un trabajo arduo, un trabajo hercúleo. Más arduo que hercúleo, para evitar chistes de mal gusto. El pueblo votará con la entera convicción de que saldrá elegido el que orienten que será elegido. Y al que no le guste, ahí tiene el ancho mar para caminar lejos, o la ruta de los volcanes para remar con fuerza. Las autoridades pertinentes aclaran que por nada del mundo se suspenderán estas elecciones por falta de cerveza, como ha sucedido con otros eventos. El bloqueo no puede hacerle ese favor al pueblo.

Posiblemente sea el mismo presidentico, pero con menos eventos meteorológicos y mejor inglés, por si las moscas.

Cuba vive ahora momentos de gran esperanza. Y que gane el mejor.