Réquiem por la patria, la antesala de Drapeau

Réquiem por la patria forma parte de Drapeau, el más reciente performance de Luis Manuel Otero Alcántara. 
Réquiem por la patria, la antesala de Drapeau
 

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Réquiem por la patria forma parte de Drapeau, el más reciente performance de Luis Manuel Otero Alcántara. 

Realizado en el día de ayer 9 de agosto desde y con el apoyo del movimiento San Isidro, el artista propone una relectura de los símbolos patrios desde la cultura y la acción cívica, como un derecho que tiene cada cubano a defender la historia y el significado detrás de cada uno de esos símbolos que forman parte de la identidad nacional.

Recordemos que, como si se tratara de una marca o de un copyright, el régimen de La Habana pretende secuestrar los símbolos patrios a través de la Ley de símbolos nacionales de la República de Cuba, aprobada el pasado día 13 de julio por la asamblea del poder popular.

El Réquiem, descanso en latín, es la misa de los difuntos, un ruego por las almas de los muertos, en los entierros, o en ceremonias de conmemoración o recuerdo. Y aunque es una ceremonia propia de iglesias tales como la católica, la ortodoxa o la anglicana, la religión afrocubana tiene su manera de oficiarla, y para este performance, con una gran carga mágico-religiosa, el artista prefirió recurrir a un sacerdote Ifá.  

Para esta actividad la sede del Museo de la Disidencia en Cuba se convirtió en una especie de templo donde se reunieron diferentes manifestaciones religiosas presentes en la isla, pero el plato fuerte consistió en la santificación de esa bandera cubana que Luis Manuel llevará sobre su cuerpo durante todo un mes, aunque la obra también contó con un toque de cajón y la repartición de pequeñas banderas cubanas entre los presentes.

Réquiem por la patria fue también una especie de respuesta a la ceremonia efectuada a principio del pasado mes de julio en Santiago de Cuba, donde un grupo de babalawos cubanos entregaron un resguardo (amuleto) al ministro de cultura Alpidio Alonzo en el marco de la 39 edición de la Fiesta del Fuego. 

 

Alpidio Alonzo recibió el resguardo a nombre de Miguel Díaz-Canel, y con él se buscaba además de la connotación mediática y la supuesta protección religiosa del dictador, mandarle el mensaje a la opinión pública mundial de que en Cuba la religión y los religiosos apoyan al gobierno. Cabe destacar que el amuleto, en forma, conformado por un tarro bobino en su forma exterior, estaba cubierto por una imagen de la bandera de la estrella solitaria, algo que causó mucha indignación en un gran número de cubanos, sobre todo, porque como parte de la ceremonia religiosa uno de los babalawos escupe sobre la bandera un chorro de ron.   

Aquí cabría preguntarse, ¿la ley de los símbolos nacionales es para todos los cubanos dentro del territorio nacional, o solo para aquellos que no formen parte de ese grupo entorno a Raúl Castro?

Por otra parte Drapeau consiste en que Luis Manuel llevará una bandera cubana sobre su cuerpo durante un mes, algo de lo que podrán disfrutar todos los que por estos días estén de paso por la capital, porque el artista propone tomar el espacio público y llevar su arte fuera de los lugares habituales, el único problema con respecto a esto es ver si los órganos de represión del estado se lo van a permitir, pues para empezar, el artista fue secuestrado en horas de la mañana mientras salía a la calle con su bandera cubana.

 

Y no quiero terminar sin cuestionarme ¿acaso todos esos deportista cubanos que por estos días han obtenido una medalla en los juegos panamericanos y se han paseado luciendo la bandera también van a ser detenidos una vez regresen a la patria? Lo dudo. 

Hay que entender que no forma parte de la propuesta de Luis Manuel Otero Alcántara ser secuestrado por los esbirros del régimen.

 

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