San Salvador, 27 sep (Edgardo Ayala).- La organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) advirtió que El Salvador, dado sus altos niveles de criminalidad, no ofrece las condiciones para convertirse en un país que acoja a solicitantes de asilo, como ya se comprometió a recibirlos a partir de un acuerdo suscrito recientemente con los EE. UU.
“Los niveles de violencia en El Salvador, de los que son testigos nuestros equipos, deberían impedir que este Estado pueda ser considerado un país para acoger con garantías suficientes a solicitantes de asilo o migrantes deportados”, señaló MSF en un comunicado, publicado este 26 de septiembre en su página de internet.
La organización agregó que El Salvador ya tiene problemas para garantizar incluso la seguridad de sus propios ciudadanos, dejando entrever que mucho menos podrá asegurar el bienestar de los solicitantes de asilo que eventualmente lleguen al país, a partir de un acuerdo migratorio suscrito entre el Gobierno salvadoreño y los Estados Unidos.
El Salvador enfrenta una ola de violencia que ha llevado al país centroamericano a ser considerado uno de los más violentos del mundo, de acuerdo con varios informes nacionales e internacionales.
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“Las diferentes formas de violencia en El Salvador obligan a las personas a huir hacia el Norte. Es gente que busca poner su vida a salvo saliendo de El Salvador vía México hacia Estados Unidos. El mismo Gobierno de Estados Unidos considera El Salvador un país peligroso”, explicó Stéphane Foulon, coordinador general de MSF en El Salvador.
Mucha de esa violencia es causada por dos de las principales pandillas que operan en el país y en la región: la llamada Mara Salvatrucha (MS-13) y el Barrio 18, cuyos miembros comenzaron en la década de los 90 como grupos de jóvenes inadaptados, pobres y sin futuro, pero ahora las pandillas han mutado a verdaderos grupos transnacionales del crimen.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele suscribió el 20 de septiembre con los Estados Unidos un acuerdo para abordar bilateralmente el tema migratorio, y aunque no lo llama directamente como tal, en la práctica el pacto convierte a El Salvador en un “tercer país seguro”, aseguraron analistas en San Salvador.
Esa categoría aplica a aquellas naciones que ofrecen brindar asilo o protección a personas que huyen de sus países de origen.
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Esa protección nació en Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, vigente desde 1951, y establece que cuando una persona deja su país para solicitar asilo en otro pero este se niega a recibirlo, lo puede remitir a un tercero que ofrezca las mismas condiciones de protección.
La administración de Donald Trump ha presionado para que sean los países centroamericanos, especialmente Guatemala, Honduras y El Salvador, los que frenen el flujo de sus propios migrantes indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.
En la práctica, el pacto suscrito implica que los migrantes irregulares que logren llegar a la frontera con Estados Unidos ya no podrán procesar su solicitud de asilo en territorio estadounidense, sino que deberán ser devueltos a El Salvador, Guatemala, Honduras o a México.
Estados Unidos ya firmó acuerdos de “terceros países” con Guatemala y Honduras, naciones que tampoco ofrecen las condiciones para acoger solicitantes de asilo.
México también fue presionado por Trump para impulsar a principios de año un programa llamado Protocolo de Protección a Migrantes (PPM), más conocido como "Permanezcan en México".
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El acuerdo también obliga a los migrantes indocumentados a permanecer en México, y no en EE. UU, mientras sus solicitudes de asilo son tramitadas por las autoridades migratorias estadounidenses.
“El Salvador no cuenta, en la actualidad, con la capacidad para proteger a víctimas de violencia ni hacer frente a una acogida con garantías de deportados procedentes de Estados Unidos, y esta es una situación que ya estamos viviendo con el aumento de las deportaciones”, señaló MSF.
La organización dijo que estos acuerdos solo van a provocar un mayor sufrimiento a la población afectada que, tras huir de la violencia en sus países de origen y sufrirla en su viaje a través de México, con toda probabilidad va a padecerla de nuevo en El Salvador.
“Es absurdo pensar que el país del que miles de personas huyen pueda ser idóneo para acoger a nadie. Ningún acuerdo de estas características va a impedir que la gente que se ve forzada a huir deje de hacerlo. Ni acuerdos, ni muros”, explicó Sergio Martín, coordinador general de MSF en México, según el comunicado del organismo.
Agregó que en lo que va de año, la organización asistido en El Salvador a 1.434 pacientes en sus programas de salud mental. De estos, “el 57% es víctima de violencia o ha sufrido alguna pérdida por eventos relacionados con la violencia”.