Al menos 56 personas murieron en Irán y más de 200 resultaron heridas tras una estampida durante el funeral del general iraní Qasem Soleimani, asesinado el pasado viernes en un ataque de Estados Unidos, ha informado la agencia de noticias iraní ISNA.
Los hechos se produjeron al tercer y último día de funerales, en la jornada en que debía ser enterrado en Kerman (sureste del país), la capital de su provincia natal, lo que ha obligado a posponer los actos.
En declaraciones a la televisión pública, Pir Hossein Kulivand, jefe del servicio nacional de urgencia iraní, atribuyó la tragedia a la masiva afluencia de ciudadanos. Según informó la cadena Al Jazeera, la oficina del gobernador provincial descartó que se tratase de un atentado terrorista.
Del mismo modo que en anteriores días en Teherán, Qom y Ahvaz, decenas de miles de personas salieron a la calle en Kerman para participar en las exequias de Soleimani, quien dirigía la fuerza Al Quds, el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria iraní encargado de acciones en el exterior.
Los medios iraníes han cifrado la asistencia en "millones" y la han comparado a la del día anterior en la capital iraní. Allí, el lunes, el cortejo fúnebre tardó seis horas en cubrir los poco más de cinco kilómetros y medio que separan la Universidad de Teherán y la Plaza Azadi debido a la multitudinaria asistencia.
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Pese a que Kerman había sido uno de los centros de las protestas de los últimos meses por el incremento de los precios del combustible, duramente reprimidas por la misma Guardia Revolucionaria a la que pertenecía Soleimani, su población se convirtió este martes en una sola voz para dar el último adiós a su hijo pródigo y clamar “venganza” ante la actuación de EEUU.
Algunos medios apuntaron como razones de la avalancha que la ciudad de Kerman no estaba preparada para acoger tan multitudinario funeral y que la gente se abalanzó sobre el ataúd de Soleimani para arrancar trozos de la tela con que estaba cubierto y hacerse así con alguna reliquia del finado.
Ante la multitud reunida en Kerman, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hosein Salamí, instó a la población a mantener “la calma” porque la venganza iraní llegará “seguro” y será “dura y decisiva”. “El enemigo lamentará su error”, anunció, y añadió que las tropas de EE UU serán “pronto” expulsadas de Oriente Medio.
Ali Shamkhani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, dijo que se están considerando 13 "escenarios de venganza", según informó Fars News. Incluso la opción más débil resultaría "una pesadilla histórica para los estadounidenses", advirtió.