Los nicaragüenses fueron seducidos por la propaganda del régimen castrista sobre las “milagrosas propiedades” del interferón cubano en el tratamiento a la COVID-19. O Daniel Ortega cobró alguna comisión por miles de dosis que vendió a su gobierno el de Miguel Díaz-Canel, todo puede ser entre los camaradas autoritarios.
El 27 de marzo, el periódico del Partido Comunista de Cuba informaba que “más de 45 países” habían solicitado el interferón contra la COVID-19, “tomando en cuenta sus comprobadas propiedades antivirales”. Los regímenes chino, venezolano y nicaragüense son algunos de los que han accedido a miles de dosis.
Pero la ilusión con el fármaco de la industria de medicamentos caribeña se va desvaneciendo. Las autoridades de salud nicas excluyeron en silencio Interferón alfa 2b de la isla de los tratamientos aplicados en ese país contra la COVID-19, porque no ha cumplido las expectativas.
Así lo informó el diario nicaragüense La Prensa, al tiempo que recuerda que en abril, un avión venezolano llevó de La Habana a Managua 8 mil dosis del fármaco “adicionales”, que a pesar de lo que han hecho creer a la mayoría de los cubanos, no es exclusivo de la isla: fue desarrollado en 1979 en Suiza.
En los medios oficialistas se presentó como “donación”. Hacia el 18 de abril también arribaron al país científicos y médicos cubanos con la intención de producir interferón en un laboratorio local, con propósitos de exportación a Latinoamérica.
El gobierno de la isla vio como una jugosa oportunidad comercial el interés en uno de los medicamentos estrella de la empresa de biotecnología cubana, que algunos pintaron erróneamente como la “vacuna” al coronavirus y que peor: podría ser una mala apuesta en el combate contra la pandemia de COVID-19.
“Como parte de la brigada de asesores estamos también presentes la Organización BioCubafarma, que en Cuba está asegurando al plan nacional para atender esta epidemia con 22 medicamentos, uno de ellos es Interferón Alfa 2B recombinante, que ha sido utilizado por las autoridades de salud de China y también se ha colocado en la guía de otros Ministerios de Salud”, dijo entonces Marta Ayala, vicedirectora del centro biotecnológico de Cuba.
Según La Prensa, a principios de mayo, Daniel Ortega logró que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) autorizara una partida de 11,7 millones de dólares para hacer frente a la llegada de la pandemia, de los cuales más de la mitad (5,9 millones) se utilizaron para adquirir 49 mil 715 inyecciones de Interferón Beta 2B.
Pero en el último protocolo del Ministerio de Salud (Minsa) está ausente el interferón en todos los tratamientos.
El doctor Jorge Cuadra, neumólogo nicaragüense, afirma que la primera versión “recomienda el Interferón Beta-1B para los casos graves y me llamó la atención que el último algoritmo [actualización de protocolos], que es un poco más complicado porque da muchas medicinas, ya no pone el interferón”.
Con el agravamiento de la pandemia en Nicaragua, se esfumó de las recetas públicas el "milagroso" Interferón cubano, que además “no está incluido en ningún protocolo internacional”, según el doctor Cuadra.
“Más bien se desaconseja su uso, excepto si se hace en ensayos clínicos. No es un medicamento que, dentro de las opciones, venga a generar muchas expectativas” asegura el neumólogo.
Por su parte, Carlos Quant, reconocido infectólogo nicaragüense, reconoce que “la mayoría de los médicos hemos sido escépticos con eso del interferón”.
“No sé de dónde sacaron esas conclusiones maravillosas. Yo creo que los intereses son de otra naturaleza, más comerciales, y no médicos. Venir y hacerlo aparecer como que es la panacea o la solución al coronavirus está muy lejos de la realidad”, dijo a La Prensa.
El infectólogo confirmó que el interferón desapareció de los inventarios de los hospitales públicos. Al día de hoy, afirma Quant, “la OMS lo que dice es que no hay ningún tratamiento eficaz contra el virus y todos los tratamientos que se usan son con fines compasivos”.
En un artículo publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Conducta clínica en la infección respiratoria aguda grave ante la sospecha de enfermedad por COVID-19”, no aparece ninguna recomendación sobre la utilidad de los interferones y plantea que “no existe evidencia actual para recomendar algún tratamiento específico anti-COVID-19 para pacientes confirmados”.