Florida registró en las últimas 24 horas dos mil 581 nuevos casos de COVID-19, cifra que representa un nuevo récord para el estado, inmerso en la desescalada del confinamiento y la reapertura gradual tras más de dos meses de medidas restrictivas.
Según los datos del Departamento de Salud del estado del sol, el total de casos acumulados de la enfermedad provocada por la cepa de coronavirus SARS-CoV-2 ascendió a 73 mil 552, mientras que los decesos por complicaciones derivadas de la misma se acercan a los tres mil.
Exactamente, con los 48 nuevos fallecimientos reportados la noche del sábado, la cifra de muertes por la enfermedad pandémica en el sureño estado ascendió a dos mil 925.
Del total de casos confirmados, 71 mil 589 son en residentes de Florida y mil 963 en personas que no residen formalmente en ese estado. Pese al notorio incremento de las últimas 24 horas, el más alto en un día desde que inició la pandemia, el aumento del porcentaje que esos casos representan respecto al número de pruebas de detección administradas no es excesivamente alarmante y pudiera entenderse en el contexto de la reapertura.
Luego de cinco días en que el 5,3 por ciento de los exámenes de detección arrojaban casos positivos, este sábado la estadística se situó en un 5.4 por ciento. Ello debe motivar a una exigencia personal aún mayor de las medidas de seguridad y protección para evitar un eventual contagio, la única clave posible para que la reapertura no conduzca por sí misma a un severo rebrote de la enfermedad.
Respecto a la situación por condados, Miami-Dade sigue siendo el de mayor número de casos de COVID-19, con 21 mil 162 personas contagiadas y 822 fallecidas. Le siguen Broward, con ocho mil 582 casos confirmados y 357 decesos, y Palm Beach, con ocho mil 327 contagiados y 425 muertes.
Monroe, el condado que abarca el territorio de los cayos, presenta 117 casos confirmados de la enfermedad viral y cuatro casos como consecuencia de la misma. En su conjunto, los condados del sur de Florida hacen que sea esa la región de peor situación epidemiológica en el estado, donde, consecuentemente, la reapertura debe ir con un ritmo distinto al del resto de la demarcación.