Miles de migrantes recluidos en los centros del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) están reclamando su liberación o cambio de situación porque temen que la pandemia de coronavirus llegue hasta sus celdas.
Centenares de ellos son cubanos, quienes han llegado incluso a pedir su deportación, porque temen sufrir un contagio y no poder combatir a la enfermedad en esos centros. Así lo relata un reciente reporte de Univisión, según el cual, en sentido general, los migrantes están pidiendo la autodeportación a sus países de origen o, de lo contrario, que el gobierno de Estados Unidos los ponga en libertad.
Temen contagiarse por coronavirus y denuncian las “pésimas” condiciones de esos centros. Muchos de ellos, desde Luisiana, denuncian que llevan meses de encierro y que prefieren ser deportados que enfermarse en prisión.
“Tenemos miedo de morir, porque aquí no hay atención médica de ningún tipo. Simplemente estamos pidiendo la libertad o la deportación”, se escucha decir vía videollamada a un detenido cubano, que además precisa que no quieren morir.
“No queremos morir. Esto es una tumba abierta. No queremos enfermarnos por ese virus”. Como él, cientos de los detenidos en Luisiana son cubanos que llegaron en busca de asilo político. Sin embargo, dadas las disposiciones de la actual administración estadounidense, son recluidos en centros que reúnen “todas las condiciones” para que cada uno de ellos se infecte, “al punto de complicarnos y llegar a morir”, a decir de otra migrante cubana detenida.
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Según las autoridades, las audiencias de esos casos no han sido suspendidas en las cortes. Pese a ello, los aplicantes exigen se realicen a la brevedad y por videollamadas, para evitar los contagios. Un experto jurídico en migración consultado en el reporte de Univisión afirma que la situación de la pandemia expone a los migrantes, al personal judicial que atiende sus casos y a los mismos trabajadores de ICE.
Los migrantes detenidos también denuncian la mala alimentación y la debilidad que muchos tienen por hacer huelgas de hambre, lo cual les hace más propensos a enfermarse de una enfermedad que ha provocado más de medio millón de contagios en el mundo y cuyo epicentro está a punto de ser situado en Estados Unidos, donde las muertes por causa del nuevo coronavirus ya rebasan el millar.