Ubicado en el municipio Playa, en La Habana, el residencial Siboney, como antes de 1959, comienza a concentrar a los “nuevos ricos” del país.
Célebre por ser el barrio más fastuoso de Cuba, las propiedades del otrora Country Club Park se venden en estos momentos por montos que van desde los 300 mil hasta el millón de CUC.
Con la llegada al poder de Fidel Castro, la mayoría de los residentes del Country Club Park abandonaron el país con la esperanza de regresar en poco tiempo, una vez fuera derrocado el gobierno revolucionario. Aprovechando esto, la nueva administración de Cuba convirtió muchas de esas mansiones en escuelas y albergues para becados que trajeron de todos los rincones de la geografía nacional.
Con esta medida el régimen intentaba evitar que las casa fueran tomadas como vivienda por otros cubanos, algo de lo que se encargaría el propio gobierno una vez que terminara el programa de becados, de ahí que a mediados de los 70 del pasado siglo las mansiones de Siboney comenzaron a ser entregas a funcionarios y profesionales con algún interés para el gobierno.
Con el paso de los años el residencial más lujo de Cuba se vio ocupado por militares y dirigentes de los más altos cargos, artistas de renombre y algún que otro hijito de papá.
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Lo que pasa hoy es que muchos de los nuevos ricos del país han decidido mudarse para Siboney, una tarea imposible para el cubano promedio, y no solo por los elevados precios, sino porque el barrio tiene el estatus de Zona Congelada, condición que impide la venta de las casas y solo permite, con mucho papeleo, las permutas hacia otras Zonas Congeladas, como es el caso del residencial Kohly.
En los últimos meses la propaganda del gobierno cubano intenta hacerle creer al pueblo que con la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, aquellos que perdieron sus casas a manos de la administración comunista van a regresar a Cuba a reclamarlas, algo con lo que se busca crear algún tipo de miedo o animadversión en esos cubanos que hoy las habitan.
Aquí se hace necesario aclarar que la legislación estadounidense no contempla la restitución de propiedades a sus legítimos dueños, y sí la indemnización por daños y perjuicios emanados de la expropiación, y en ninguno de los casos están contempladas las viviendas.
Ahora bien, con Siboney pasa algo muy interesante, los nuevos dueños, los nuevos ricos que han adquirido una propiedad en este exclusivo residencial, se han asegurado de hacerle esa compra a sus legítimos propietarios. Algunos adquirieron sus viviendas directamente de aquellos dueños que nunca abandonaron el país, y otros viajaron a los Estados Unidos y cerraron el trato con los que ostentaban el título de propiedad, luego de haber comprado en Cuba la casa a sus moradores.
Pero lo más interesante viene ahora, y aunque pueda parecer salpicado con algo de teoría de la conspiración, comienza a materializarse: en los últimos meses, luego de que la administración de Donald Trump hablara de activar el Título III de la Helms-Burton, el gobierno de La Habana decidió hacer propietarios a los habitantes de Siboney.
En la calle la gente comenta que esta decisión tiene que ver con el hecho de que familiares de militares y altos funcionarios están adquiriendo propiedades en este barrio, pero independientemente de que sea cierto o no, hay que entender que en el supuesto caso de que mediante la ley Helms-Burton se pueda reclamar una indemnización por las casas, las de Siboney, a exención de aquellas que mantuvieron su propiedad, pertenecen a Zona Congelada, por tanto si se convierten en propiedades particulares, la intensión sería otra…; porque con la aplicación del del Título III, no se contempla ninguna reclamación que tenga que ver con casas, y así en Siboney “todos ganan”… Hay que recordar también que el gobierno de Cuba se niega a reconocer la Ley Helms-Burton.