La legítima autodefensa del pueblo: el engaño de “La Historia me absolverá”, 67 años después

El discurso de Fidel, a la luz de hoy, se revela como su particular teoría gatopardiana. Actualmente, la sociedad civil que busca por medios pacíficos ser escuchada, recibe del régimen castrista represión y calumnias, mientras el gobierno bombardea al pueblo con mentiras enquistadas precisamente en los supuestos logros del sistema
La legítima autodefensa del pueblo: el engaño de “La Historia me absolverá”, 67 años después
 

Reproduce este artículo

El pasado 10 de octubre ocurrieron detenciones arbitrarias, actos de repudio y secuestros contra activistas, periodistas, opositores y artistas cubanos que pedían pacíficamente libertad para el pueblo.

Hechos de este tipo son habituales en el acontecer nacional. Sin embargo, que durante un día tan significativo como ese –el aniversario del inicio de las guerras por la independencia en 1868– haya sido reprimida la sociedad civil por exigir que sean cumplidos los derechos humanos y el fin de la dictadura en la Isla, potencia la impunidad con que actúa el régimen.

Este viernes 16 de octubre, se cumplen 67 años del juicio contra Fidel Castro por el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, ataque simultáneo ocurrido el 26 de julio de 1953. Jóvenes cubanos bajo sus órdenes, buscaban derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista.

Como una paradoja equidistante y dolorosa para los defensores del castrismo, mediante el alegato de autodefensa conocido como “La Historia me absolverá”, donde denunció problemas de la República de entonces, Fidel enarboló justamente una situación crítica que, más de 60 años después de triunfar quien también se convertiría en tirano, el pueblo continúa enfrentando. Cuba tiene ante sí un panorama igualmente precario y desolador, ahora hundida en otra dictadura.

¿Será posible que los problemas planteados por Castro –la tierra, la industrialización, la vivienda, desempleo, educación y salud– sean los mismos por cuya denuncia son acosados, amenazados y perseguidos los disientes cubanos de hoy?

“Había una vez una república. Tenía su constitución, sus leyes, sus libertades, presidente, congreso, tribunales; todo el mundo podría reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad…”, manifestó entonces el futuro dictador Fidel, durante su alocución de unas cuatro horas ante los magistrados el día de su juicio por las acciones del Moncada.

La farsa es clara. La manipulación y el punto extremo de estas ideas se hicieron efectivos cuando Castro tomó el poder. Sancionado a 15 años de cárcel y liberado menos de dos años después por una amnistía presidencial, creó una guerrilla y se alzó en las montañas. En cambio, los presos políticos cubanos son encarcelados sin esperanzas de indulto, con dudosas garantías procesales, por manifestarse pacíficamente exigiendo el fin de un régimen totalitario.

“Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos…”, señalaba el joven abogado Castro presentándose como un ciudadano humilde del pueblo cubano. Pero fue solo una escaramuza con la que logró, años después y a fuerza de mucha violencia, cambiarle el collar a la historia de Cuba y como si se tratara de un animal doméstico, y manejar a su antojo la doctrina y el destino de un pueblo que sería estafado desde que asumiera el poder.

Fidel pudo pronunciar un discurso que, transcrito luego y difundido clandestinamente, se convirtió en el ideario político del proceso revolucionario de entonces. Pero a la luz de hoy, se revela como su particular teoría gatopardiana. La sociedad civil que busca por todos los medios pacíficos ser escuchada, recibe del régimen castrista represión y calumnias, mientras el gobierno bombardea al pueblo con una sarta de mentiras enquistadas precisamente en los supuestos logros del sistema, en la resolución de aquellos problemas que planteó Fidel cuando se defendía por haberse alzado en armas.

Hoy Cuba es un juicio sumario donde no hay descanso, donde los magistrados que sentencian son los mismos que golpean y reprimen, pero los acusados son mayoría, y ya no hay sentencias que dictar.

Escrito por Abu Duyanah

Escritor y fundador de OnCrítica Ediciones. Periodista en La Voz del Islam en Cuba y en ADN Cuba.

 

Relacionados