Si ahora mismo alguien encuentra debajo de una ceiba dos patas de pollo amarradas con una cinta roja no debería pensar que es brujería. Pudiera ser una ofrenda en saludo a la heroica fecha del 26 de julio o un homenaje a Fidel Castro.
De la categoría de ebbó o bilongo, esas dos patas de pollo, por obra y gracia de la guataquería cubana que ha invadido a algunas asociaciones yorubas y a muchos creyentes que ya no saben en qué o en quién creer, son hoy símbolos revolucionarios, además de un milagro que ha sido conseguir dos pollos juntos.
Y no es cierto que la gente se acuerde de Santa Bárbara cuando truena. Siempre se piensa en ella, aunque durante muchísimo tiempo no se mencionaba su nombre en voz alta. Estaban vigentes otros dioses como Vladimir Ilich Lenin, Carlos Marx, Federico Engels y Josef Stalin, menos divertidos y efectivos, y que no se conformaban con sacrificios pequeños de pollos y palomas, sino que consumían gente. Pero esos han ido cayendo poco a poco, porque todos juntos, en su esfuerzo por hacer el mundo menos habitable, reforzaron la presencia de Elegguá y sobre todo de Yemayá. Los cubanos buscaron nuevos caminos a través del mar. Y de “El Capital” y “El estado y la revolución” se pasó directamente y con urgencia al “rema, que aquí no pican”.
Pero Cuba ya no es la misma. No es siquiera parecida a la que dejaron quienes se alejaron remando en 1959. Se parece más a la que quedó después de que Jacques de Sores le dio fuego a La Habana, pero con ligeros toques siboneyes. Aunque, a diferencia de los siboneyes de ahora, antes sí se recolectaba y se sembraba. Se invoca en secreto a aquel prócer de vista larga, ese que suena parecido al circo Santos y Artigas porque parece ser él mismo dos personas: Francisco de Arango y Parreño, que advirtió sobre los peligros de traer esclavos del África lejana. Pues ahora aquella atrocidad es más útil que nunca. La noticia lo dice sin reparo alguno: “Ante las dificultades de la vida, la santería se extiende en Cuba”.
Así que hoy, y cuando digo hoy es como decir ayer y mañana, frases como “Somos un hueso duro de roer”, “Seremos como el ché” o “Patria o muerte, venceremos”, caen al vacío por muy vacías, sin contenido, sin significado, sin optimismo ni esperanzas, y dan paso a algo más dinámico y sonoro: como “Aché” o “Siá, cará”.
Ahora muchas agencias de prensa, exceptuando a las de la isla, que no son agencias ni agencian nada, y no son de prensa, sino de presas, concluyen, mirando la cantidad de consultas y ofrendas que hacen los cubanos a la plana mayor yoruba que "La religión afrocubana está en todos lados". Y como la dictadura no escucha al pueblo, pero lo vigila cuando le preocupan sus reacciones, posiblemente decida muy pronto crear la figura del Babalawo de la familia.
Los que mandan hacen siempre lo que sea con tal de no soltar el chicharrón. Se aferran al poder, aunque nada más les quede el hueso. Y si el pueblo sigue adorando, confiando, llamando y dedicándole tiempo a sus verdaderos héroes y salvadores, no me extraña que el Buró Político del Partido Comunista comience a nutrirse de miembros de la Asociación Yoruba de Cuba, que hacerse santo haya que tramitarlo a través de la OFICODA con la cascarilla racionada, y que junto a José Martí pongan un retrato de Ño Remigio Herrera Adeshina Obara Meyi, que fuera el primer babalawo sacerdote Ifá que hubo en Cuba.
En las escuelas se estudiará su vida. Y los maestros la contarán sonando el itótele o el okónkolo. Que Adeshina fue cazado en Nigeria y llevado a Cuba como esclavo, pero antes que lo capturaran se tragó los ikines, el fundamento representativo del orisha Orula u Orunmila y los recuperó en el barco. Y no me extraña que comparen esa historia con la leyenda de que Fidel Castro hizo lo mismo en la granjita Siboney tragándose los fundamentos, y que, por eso, además de gobernar sin fundamento mucho después, no llegó a tiempo al asalto al cuartel Moncada, porque los retortijones de estómago no lo dejaban.
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Y ahí llegamos a la parte actual más peligrosa del mundo yoruba y de lo que un etnólogo prestigioso calificó como “las cosa y ´lo misterio”, es decir, ese mundo de los orishas que durante mucho tiempo estuvo, por disposición del Delirante en jefe y sus amigos los konsomoles y konsomales, bolcheviques y bonchevicos, prohibido, escondido, embarajado y disimulado porque al país lo fueron volviendo marxista de la tendencia Groucho y materialista hasta que escasearon los materiales, está más vigente que nunca y es posiblemente el único apoyo y fe de la gente humilde, que son casi todos.
Ahora, como dice un reporte de prensa: “La santería, practicada de modo más o menos ortodoxo por muchos cubanos, no solo se enfrenta a la división interna y la infiltración del G2, sino también al éxodo masivo que experimenta la Isla”. Es decir, que debes andar con pies de plomo porque tu padrino pudiera ser miembro de esa otra secta sectorial que radica en Villa Marista, y en vez de Arcadio tenga el nombre de guerra de Amaury, porque algunas personas sin escrúpulo han hecho medio pariente de Obbatalá, Oyá y Elegguá al mismísimo Delirante, aquel que no llegó nunca al combate corred bayameses.
No me lo invento. Sucedió, y no ha sido una única vez, sino que es “tendencia”, como se dice ahora en el mundo de las redes: “Dulce María Rodríguez, jefa del Cabildo religioso ‘Fermina Gómez’ de Holguín, dijo que Fidel Castro era Olofi e invocó el espíritu del fallecido dictador para que acompañe a los cubanos “en las situaciones existenciales” que atraviesa el país”.
Ya tú sabe, kabiosile Shangó y aguántate la peluca, porque lo que vino luego fue peor: “Por los procesos en que está viviendo el país en estos momentos quisimos despertar las buenas espiritualidades de aquellos hombres ilustres y de aquel Comandante en Jefe, que para ustedes es el Comandante, pero para nosotros es Olofi, que es quien dirige la tierra”.
De aquí hay que irse, es decir, hay que salir echando también del globo terráqueo, porque con esos truenos, quién duerme. Si Castro I dirige la tierra, este mundo no durará mucho. Solamente hay que ver todo lo que empezó a faltar en Cuba, y eso que era un territorio más pequeño y estuvo durante muchísimos años subvencionado por la fraterna Unión Soviética y luego por Ya tú Chávez.
Si Fifo es Olofi, y le mete mano al tablero de Ifá, está clarísima la adivinación: nos vamos al garete. Nadie ha analizado que todo siguió mal bajo su mando. Y si no, que alguien me aclare qué puede suceder cuando tú almacenas en un yate con un casco de madera con 13.25 metros de eslora y 4.76 metros de manga, a 82 tipos armados y disfrazados.
No digo más. Solo que no pierdan de vista lo que van diciendo los caracoles, porque los sacrificios que vienen serán de humanos.