Separado del trabajo por su lucha disidente

La Seguridad del Estado consiguió aniquilar las bibliotecas independientes; Alejandro sobrevivió como elaborador de pizzas. Consiguió alejarse de Centro Habana y sus vecinos colaboradores de la policía política
Alejandro Arias está sin empleo y es acosado por la policía política
 

Reproduce este artículo

Alejandro Arias fue en el 2014 coordinador nacional de la Red de Bibliotecas, antes de que la Seguridad del Estado (DSE) destruyera este proyecto, uno de los más sólidos y con incidencia en la comunidad de todos los organizados por la sociedad civil opositora.

“En aquella ocasión sufrí un intenso hostigamiento por parte de la policía política, tanto frontal como encubierto. Me boicoteaban las actividades; a veces no permitían que los invitados llegaran al lugar donde tendrían lugar. En el ámbito personal fui víctima de actos de repudio en mi cuadra”, relata Alejandro.

La Seguridad del Estado consiguió aniquilar las bibliotecas independientes; Alejandro sobrevivió como elaborador de pizzas. Consiguió mudarse del medio hostil de Centro Habana y alejarse de sus vecinos colaboradores de la DSE. Lo aceptaron en una agencia de contratación de bodas y quinces, donde mejoró económicamente, pero su compromiso con la patria lo atrajo nuevamente a las tareas políticas.

Como un miembro activo del proyecto opositor “Estado de Sats” y activista de los derechos humanos, Alejandro regresó a su antiguo protagonismo. En su barrio lo bautizaron como “el Guaidó cubano”, le hallaban cierto parecido físico con el opositor venezolano, pero sobre todo por su postura ante los atropellos a la población y su lucha por defender los derechos de los ciudadanos.

Recientemente Alejandro comenzó una batalla por el arreglo del edificio donde reside, situado en Línea y G, en el Vedado, construido en 1920 y que se encuentra en muy malas condiciones, con desprendimiento en secciones del techo y peligro de derrumbe.

“En mi edificio solo habitamos gente pobre que vive de su salario, por eso emprendí el viacrucis de reclamarle al estado atención, para que por lo menos nos entreguen subsidios y acometer la reparación por cuenta propia. Queremos evitar una desgracia”.

Alejandro entregó cartas personalmente al partido y al gobierno del municipio Plaza de la Revolución, donde llamaba la atención sobre el problema y emplazaba a las autoridades para que tomara cartas en el asunto.

Las reclamaciones aún no tienen respuesta, pero el régimen ya le dio la suya a Alejandro a través del jefe de la agencia de festividades donde trabajaba: “queda despedido por sus problemas políticos, en los cuales no queremos vernos involucrados”, le dijo.

“Ahora estoy sin trabajo, con mi familia atravesando una crisis. Tengo dos niños en edad escolar; mi esposa trabaja, pero no gana mucho. Temo que contra ella también tomen represalias, porque entonces si sería un desastre. Tengo que seguir luchando, porque si me rindo entonces no tendré paz con mi conciencia”.

 

Relacionados