RICINA, un espacio de relajación y meditación

Surge un nuevo proyecto independiente, RICINA, que pretende visibilizar y desarrollar diferentes proyectos culturales, así como empoderar a las mujeres para hacer frente a todos los tipos de violencia
Ricina busca empoderar a las mujeres para hacer frente a distintos tipos de violencia
 

Reproduce este artículo

Comienza el mes de febrero y nuevos proyectos independientes pretenden insertarse en la sociedad cubana, abogar por el arte y su capacidad para generar cambios. Desde esta perspectiva, y dada la necesidad de sobreponerse a los obstáculos que interfieren en su destino y de romper la inercia, surge la creatividad y sobre todo los deseos de “hacer”, de trabajar. 

Así, el pasado 8 de febrero tuvo lugar en la barriada de San Isidro, en La Habana Vieja, el inicio del proyecto independiente RICINA, dirigido por la activista Claudia Genlui Hidalgo, curadora de arte y miembro del Movimiento San Isidro. 

De manera general, esta iniciativa constituye un espacio líquido que pretende visibilizar y desarrollar diferentes proyectos culturales. Parte del trabajo con artistas independientes e intelectuales cuyo objetivo sea generar nuevas estructuras de pensamiento a través del arte, capaces de incidir en la sociedad cubana. Si bien prioriza el trabajo de género, no excluye la diversidad y la inclusión de todo tipo de propuestas. 

Asimismo, la interdisciplinariedad constituye una de sus bases.

RICINA tuvo su primera edición este sábado con el proyecto sociocultural "Espacio para el diálogo y la liberación femenina", un ciclo de talleres creativos enfocados en el trabajo con mujeres de barrios marginales. El programa se compone de seis conferencias acompañadas de un ejercicio de sanación y la presentación de un boletín los tres primeros sábados de los meses de febrero, mayo y junio, a las 15 horas. 

El principal objetivo es lograr la conectividad entre diferentes mujeres que se ven aisladas, con baja autoestima, y que son o han sido violentadas física o psicológicamente, así como empoderarlas a través del conocimiento. Para ello se abordarán temas relacionados con los distintos tipos de violencia como la física, psicológica, sexual, económica, social y patrimonial, laboral, institucional y doméstica, entre otras. De igual forma, se tratarán los feminicidios y la reproducción de la violencia de género en los medios, así como la contribución de estos a la violencia simbólica.

Se abordará también la necesidad de una educación desde la perspectiva de género, prevención de la violencia de género y su tratamiento, la sexualización de la infancia, entre otros.

Si bien esta primera reunión tuvo lugar en un entorno privado, para fortalecer la confianza y la intimidad entre las implicadas, los encuentros restantes no se realizarán en un espacio fijo, sino que tendrán movilidad por diferentes zonas (playas, otros municipios, museos, espacios privados), con el objetivo de ampliar la experiencia y enriquecerla en el accionar con otros entornos y personas.

Asimismo, nace del principio de que los seres humanos formamos parte de un gran todo energético, donde el contacto con la naturaleza es vital para sanar el alma y el espíritu, así como del concepto de que el arte es la principal herramienta para lograr cambios individuales y generales en nuestro entorno inmediato. 

Este sábado se esclarecieron conceptos como los de feminismo, género, sexo, patriarcado, matriarcado, roles, estereotipos y mitos en torno a la mujer. Las temáticas pretenden ser flexibles y ajustarse a las necesidades y deseos de las participantes. 

Asimismo, tomando como referente el gesto artístico del artista independiente Luis Manuel Otero Alcántara “Lxs niñxs nacieron para ser felices, no para morir en derrumbes”, usamos algunas participantes, a modo de protesta por la situación de las viviendas en La Habana, y en homenaje a las niñas recientemente fallecidas como consecuencia de un derrumbe, un casco de protección constructiva. 

De hecho, el encuentro se realizó de manera intencional en la casa de una de las víctimas de un derrumbe reciente, que aún vive con el miedo de una posible tragedia y no tiene una respuesta gubernamental para su caso. Con una hija adolescente y una niña pequeña, esta familia vive en la total incertidumbre y ansiedad, tratando de sobrevivir el día a día y rezando porque los avatares del clima no provoquen otra catástrofe.

Por todo esto, RICINA no sólo se erigió como un espacio de relajación y meditación, sino también como una plataforma cuestionadora que implicó a todas las participantes en las realidades particulares de cada una.

 

Relacionados