El régimen de La Habana volvió a acusar al centro Doral Jesus Worship de estar involucrado en el tiroteo ocurrido en abril en la embajada cubana en Estados Unidos.
Un artículo del oficialista diario Granma retoma la denuncia a raíz de la visita reciente del presidente Donald Trump a esa iglesia en Miami.
“Sin atender lo que su pueblo sufre por la pandemia de covid-19, Donald Trump arremete contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, y añade la impronta caricaturesca y demencial de un magnate que confunde política y negocios, sin salirse de la esencia del sistema que representa. Su reunión con cubanos apátridas en el centro Doral Jesus Worship, ¿podrá calificarse de casual?
Si en otras circunstancias lo habría sido, ahora tiene trazas de programa. Con ese templo se identifica el delincuente que, afiliado al fundamentalismo (seudo)evangélico, el pasado 30 de abril perpetró el ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en Washington, mientras se mostraba admirador del imperio y el césar”, dice el texto.
Pero este panfleto no es fortuito. El pasado 10 de julio el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla publicaba en Twitter que: “El Presidente de #EEUU @realDonaldTrump hablará hoy en la iglesia Doral Jesus Worship Center asociada a la incitación a la violencia y al #terrorismo contra #Cuba, a la cual se vinculó el atacante con fusil de asalto contra nuestra embajada en Washington. ¿Condenará el hecho?”.
A su tuit se sumaba Carlos Fernández de Cossio, Director General para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), quien afirmaba que los lazos del autor de acto eran conocidos: “Se comprende entonces que le resultó imposible al gob condenar el hecho públicamente, evidente compromiso con el terrorismo”, señaló.
El propio canciller cubano sostuvo, en ese entonces, que el presumible culpable del tiroteo Alexander Alazo “entró en contacto con el pastor Frank López, quien mantiene relaciones con el senador Marco Rubio, el venezolano Carlos Beccio, e incluso con el congresista Mario Díaz-Balart, entre otras figuras de conocido extremismo contra Cuba”.
De tal forma, el régimen cubano intentaba demostrar que el presunto tirador Alazo no actuaba en solitario sino incitado por la iglesia.
“El Gobierno de EE.UU. está aún por explicar cuáles son los nexos de un centro religioso de la zona de Doral, en el sur de Florida, con el atacante Alexander Alazo Baró”, escribieron en Granma.
El atacante Alexander Alazo Baró fue vinculado por la dictadura con Panter Rodríguez Baró, Yoel Prieto Tamayo, Ana Olema, entre otros. Estas acusaciones no tienen respaldo probatorio hasta la fecha.
El reciente texto en Granma es también una exigencia a Estados Unidos, una pataleta de las tantas de la cúpula del poder cubano: “Aun en el caso de que el delincuente haya operado por su cuenta, lo que hizo se inscribe en el odio propalado contra la Cuba revolucionaria, y en la lista de actos anticubanos realizados por terroristas al servicio de la cia y del imperio al que esa institución responde.
Cuba tiene el derecho y el deber de seguir exigiendo la respuesta que el Gobierno estadounidense no le ha dado sobre dicho ataque”.
La embajada cubana en suelo estadounidense fue impactada el 30 de abril por al menos 30 disparos. El atacante fue detenido inmediatamente por la policía y enfrenta cargos de posesión de un arma de fuego y municiones no registradas, y asalto con la intención de matar y posesión de un dispositivo de alimentación de alta capacidad.