El secretario de Estado Mike Pompeo, dijo este jueves que Estados Unidos ha llevado a cabo una campaña de “máxima presión” en contra del Gobierno de Cuba, por el apoyo ofrecido a Nicolás Maduro en Venezuela, mediante servicios de inteligencia y seguridad.
Pero Estados Unidos ha intentado que esa presión, que ha incluido limitar los vuelos regulares y fletados a Cuba para reducir los ingresos que recibe el régimen, no afecte a las familias a ambos lados del Estrecho de la Florida.
“Nuestra misión ha sido hacer lo mejor posible y no lesionar al pueblo cubano; de hecho, es todo lo contrario, crear un espacio donde exista una oportunidad para la democracia y la libertad”, señaló, en una entrevista dada a los diarios el Nuevo Herald y el Miami Herald, publicada este jueves.
“Al mismo tiempo, las políticas de la administración anterior estaban poniendo mucho dinero en los bolsillos del régimen”, añadió el jefe de la diplomacia estadounidense.
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A finales de octubre del 2019, el Departamento de Estado anunció que las aerolíneas norteamericanas debían suspender a partir del 10 de diciembre sus vuelos regulares a nueve destinos de Cuba, que no incluía al Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana.
La medida responde a la política de presiones del presidente Donald Trump que busca restringir aún más la entrada de divisas a la economía cubana, informó en su momento ADN Cuba.
A partir de la fecha señalada, compañías como JetBlue y American Airlines solo deben volar a La Habana, pero no a destinos como Camagüey, Cayo Largo, Jardines del Rey, Holguín, Cienfuegos, Manzanillo, Matanzas, Santa Clara y Santiago de Cuba no podrán recibir más vuelos regulares procedentes de Estados Unidos.
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Con la medida Estados Unidos ha querido impedir que el régimen cubano obtenga acceso a divisas de los viajeros estadounidenses que se alojan en sus centros turísticos controlados por el Estado, que visitan atracciones de propiedad estatal y que, de otro modo, contribuyen a las arcas del régimen cubano cerca de estos aeropuertos.
En noviembre, once senadores demócratas estadounidenses enviaron una carta a Pompeo, y al secretario de Transporte, Elaine Chao, en la que criticaron la medida de suspender los vuelos.
Advirtieron que la decisión era “otro paso atrás para los pueblos de Cuba y Estados Unidos”, y “ha perjudicado severamente a las empresas, agricultores y ciudadanos estadounidenses y cubanos”.
El 10 de enero, la administración de Donald Trump anunció la suspensión de todos vuelos chárter a Cuba.
En la entrevista con los dos diarios de Miami, Pompeo dijo que no era la intención del Gobierno afectar a los cubanos, sino al régimen.