Un vocero castrista, de esos que pretenden hacer pasar como verdades las consignas y argumentos discursivos de siempre, aunque la mayoría de las veces carecen de sustento en la realidad de Cuba y el sentir de muchos en la isla, mostró su temor a que el senador republicano Marco Rubio y otros cubanoamericanos relevantes en la política estadounidense entorpezcan un eventual acercamiento de la administración Biden con el régimen.
Lo hizo mediante descalificaciones y acusaciones a Rubio y el resto de senadores que el pasado 9 de febrero presentaron ante la Cámara Alta del Congreso de Estados Unidos una resolución bipartidista en solidaridad con los integrantes del Movimiento San Isidro (MSI) y el 27N, solicitando a las autoridades cubanas iniciar un proceso de diálogo con los artistas independientes, liberar al rapero Denis Solís, y derogar con carácter inmediato los decretos 349 y 370, así como otras leyes y regulaciones violatorias de la libertad de expresión.
Según el vocero, la resolución y los movimientos de la sociedad civil cubana con los que se solidariza forman parte de un guion preconcebido por los órganos de inteligencia de Estados Unidos para lograr el cambio de régimen en Cuba y eso es algo sabido por todos los cubanos.
“Son 62 años descubriendo y cortando cientos de planes subversivos para aplastar el proceso revolucionario cubano que tanto odian los yanquis”, dijo sobre las presuntas intenciones tras la resolución –según su “análisis”-, para luego descalificar al MSI y el 27N, a los que acusa de tener “el mismo cordón umbilical que aquellas acciones fabricadas por la CIA desde 1959”.
Lea también
“Lo que sucede ahora es copia de los viejos planes que nunca han logrado sus propósitos anexionistas”, agregó el vocero en su artículo, replicado en el oficialista Cubasí, medio gestionado por el monopolio de las Telecomunicaciones en la isla, mismo que corta, cada vez que le viene en gana, los servicios prepagados a aquellos que resultan incómodos al régimen.
A partir de exponer el devenir de la defensa de los derechos humanos por la oposición en la isla, pero desde la óptica del régimen y su historiografía a modo, el artículo asevera que la estrategia de Estados Unidos desde 1976 “era multiplicar la actividad contrarrevolucionaria, como prueba de que el movimiento popular desafiaba al gobierno y ganaba terreno”, y que hoy “Tania Brugueras y otros más pretenden atraer a jóvenes artistas, sabiendo que para la Revolución la cultura ocupa un lugar especial”.
“El show montado con personas de baja catadura moral, como Luis Manuel Otero Alcántara y Denis Solís, así como la campaña estructurada sobre el ministro de cultura, no tienen cabidas en Cuba y pasarán sin penas ni glorias, porque hoy el pueblo tiene más sabiduría política y está bien informado de la verdad, gracias a las mismas redes sociales que los yanquis pretenden manipular a su antojo”, vocifera el vocero, sin que ese supuesto respaldo popular del que presume se manifieste en las calles o las redes con la misma magnitud en que se producen quejas y denuncias ciudadanas.
Como colofón y elemento demostrativo de cuánto temor le producen el obrar político de Marco Rubio y sus llamados a apoyar a la sociedad civil independiente en Cuba, el “analista” enfatizó en que el senador por la Florida “apoyó a Donald Trump en su carrera de mentiras” y ahora “pretende entorpecer el posible cambio de política hacia Cuba, por parte de Joe Biden”.
Un cambio que, por mucho que lo necesite y espere el castrismo, y por mucho que se niegue a reconocerlo, numerosos cubanos no quieren se produzca sin que antes el régimen transite a la democracia y a un verdadero Estado de derecho y libertades.