El régimen cubano sigue acosando al pastor evangélico Alain Toledano Valiente, quien denunció que la dictadura distribuyó pegatinas con fotos suyas por varias zonas de Santiago de Cuba, con el objetivo de dañar su reputación y la de su familia.
“Están llenando de carteles toda la ciudad con calumnias, los están poniendo en postes, paradas, a la entrada de los edificios, y utilizan fotos de mi familia, específicamente de una de mis hijas”, dijo el líder religioso al medio de prensa Cubanet.
Ayer, mediante una directa de Facebook, Toledano recorrió partes de la ciudad mostrando las pegatinas distribuidas por las fuerzas del régimen donde incluso parece su hija.
Según el pastor los culpables son los periodistas estatales de su reparto, Abel Santamaría. Los reporteros del régimen han desplegado una campaña para atacar al líder religioso y a la fe que profesa usando para ellos las redes sociales.
“La tiranía castrista moviliza a sus mercenarios, mal llamados periodistas, para pegar carteles con fotos de mi familia y de mi matrimonio. Un acto cobarde y bajo de un sistema antisocial y anti-Cristo. Esta acción sólo le da legalidad a todo cubano para también poner carteles por toda la ciudad, digan lo que digan”, afirmó Toledano Valiente.
Mientras hacia la transmisión en vivo, Toledano Valiente conversó con el presidente del Consejo Popular quien ante la interrogante de por qué no se habían tomado acciones para frenar las difamaciones en su contra, respondió que los periodistas oficiales no hacen semejantes cosas y que todo era mentira. El funcionario le dijo que denunciara a los periodistas si lo creía pertinente.
Además, un operativo policial se desarrolla en la zona en que reside el pastor y nadie conoce los motivos de la vigilancia.
El líder del Movimiento cristiano Sendas de Justicia: terminó diciendo que “No bajaremos la cabeza, todo hombre o sistema recoge lo que siembra y nosotros estamos en paz ante Dios y los hombres, Jesús es nuestro escudo y fortaleza. Ellos andan como león rugiente buscando a quien devorar, porque les queda poco tiempo, pero la Iglesia está firme, bendecida y creciendo”.
En abril del presente año agentes policiales Fuerzas de la Policía detuvieron al pastor en su casa, mientras se encontraba recluido siguiendo aislamiento voluntario contra el coronavirus. Se le acusó de “propagación de epidemias” y “enriquecimiento ilícito”. La primera acusación se debe, supuestamente, a los cultos que celebra en su iglesia y el segundo por vender un libro.
El pastor evangélico culpó al Departamento de la Seguridad del Estado por los más recientes actos de hostigamiento en su contra.
El pastor ha sido atacado por desconocidos en plena vía pública y sus hijas sufren maltrato en los centros estudiantiles a donde asisten, incluso se les negó el derecho a ir a la universidad.
“Hemos hecho las denuncias pertinentes y nunca son procesadas. A mis familiares cercanos tampoco les permiten trabajar para el Estado. Me quitaron mi casa, mis bienes y no cesan con las amenazas de llevarme a prisión”.
Para el líder cristiano de 48 años de edad, que ya enfrentaba una acusación por supuesto “desacato”, esos dos nuevos delitos son parte del acoso que padece hace años, pero que se ha intensificado en los últimos meses.