Cuba es el país menos democrático de occidente, algo que no es nuevo y que lamentablemente fue reafirmado con la nueva forma de gobierno que encabeza Miguel Díaz-Canel.
El pasado día 10 de octubre, la Asamblea Nacional del Poder Popular realizó “elecciones”, para los cargos más altos del Estado, sin contar con el pueblo en lo más mínimo, aunque en realidad se trató de una farsa con pretensiones de legalidad, porque los diputados, más que elegir, lo que hicieron fue refrendar a los candidatos seleccionados por Raúl Castro y su grupito.
Y como no hubo sorpresa alguna, voy al tema que me trajo hasta aquí: otro presidente cubano que no responde a los intereses del pueblo.
Miguel Díaz-Canel pertenece desde hace ya unos años a ese grupo de dirigentes de la dictadura que no se atreven a caminar solos por las calles del país, a pesar de la trasnochada pretensión de que el pueblo está con ellos.
“El Canelo”, como le dicen muchos cubanos, fue designado por Raúl Castro para hacer el trabajo de un gerente, un administrador, un capataz, el pueblo no lo nominó, no votó por él, ni siquiera lo ratificó.
“El Títere”, como también le llaman algunos, tiene casi 200 ciudadanos “regulados”, entre activistas, periodista, artistas, opositores y miembros de la sociedad civil a los que no les permite viajar fuera del país, sin olvidar el elevado número de secuestros y detenciones arbitrarias que cada vez son más frecuentes, como los presos políticos.
“Saco de sal”— que así también se le conoce al encargado del feudo de los Castro— ha tenido un año y medio signado por una muy mala gestión política y económica, lo que ha provocado una fuerte presencia del pueblo en las calles y en la red de redes, denunciándolo y haciéndole oposición, algo fácil de comprobar con solo darnos una vuelta por su cuenta oficial en Twitter, donde constantemente le llueven críticas y hasta insultos.
Lea también
“El Terror de Twitter”, nombrete que ha sabido ganarse a golpe de odio, vilipendio, frustración y resentimiento, no ha hecho más que mantener y arreciar la línea represora de sus antecesores, destacando por sus esfuerzos malogrados de coartar aún más la libertad de expresión, esfuerzos que contrastan con la mayoría de los gobiernos del mundo, incluyendo el del archienemigo del Partido Comunista de Cuba (PCC), donde las personas incluso, pueden opinar y manifestarse en contra del inquilino de la Casa Blanca.
Algo a destacar en la administración del “Puesto a Dedo”, es su persistencia en la política de “mirar la paja en el ojo ajeno”, sobre todo si se trata del gobierno de Estados Unidos. Un ejemplo de esto es la férrea crítica a la política migratoria, centrada principalmente en las deportaciones de migrantes indocumentados, cuando es bien sabido que dentro de la Isla, el gobierno mantiene una suerte de cacería de brujas sobre la migración interna, y si no se deportan extranjeros, es solo porque casi ninguno quiere vivir en Cuba.
Me atrevería a decir que cualquier crítica que el gobierno del PCC le haga a terceros, en Cuba es por.
¿La política belicista de algunos gobiernos? Sobran denuncias de asesores militares y de la inteligencia cubana, así como efectivos militares, en Venezuela y Nicaragua, apuntalando las dictaduras que gobiernan ambos países.
¿La contaminación y la desforestación? Las calles de Cuba están llenas de basura, los ríos contaminados, el parque automotor es de los que más contaminan en el planeta por ser posiblemente el más envejecido; la desforestación es un problema histórico, y el reciclaje es incipiente y alejado de procesos industriales.
¿Los derechos humanos y las libertades fundamentales? Pareciera que “Canelón” compite con sus antecesores, como si tratara de batir un récord. La situación de los derechos humanos no ha mejorado, más bien empeora cada día a pesar de ser más visible gracias al presencia de los cubanos en internet; y digo a pesar, porque uno esperaría que a mayor denuncia del pueblo, la represión fuera menor, pero como en ello les va la vida y se creen inexpugnables, el gobiernos y sus esbirros no atinan más que al uso de la fuerza y la violencia, sin tener en cuenta si la ejercen contra niños, mujeres o ancianos.
Lo más triste es que tal como Díaz-Canel fue puesto, puede ser quitado en cualquier momento, y como no cuenta con el respaldo del pueblo, para ese momento no tendrá a nadie que lo defienda, sobre todo, porque a ese nivel todos saben bien de qué palo que se rascan. Y por otro lado, si el pueblo consigue hacerse con la libertad, son muchos los que no van a tener en cuenta que “El Designado” era solo un títere, y van a hacer todo lo posible para sentarlo en el banquillo de los acusados.
¿Tenemos presidente en Cuba? No, más bien tenemos un muñeco de control remoto.