La unión de la utopía, o la utopía de la unión

La oposición al régimen cubano ha crecido. Caras jóvenes, con otras ideas: los blogueros, movimientos LGBT y de integración racial, artistas y periodistas independientes, influencers, que a través de las redes sociales hacen historia: disienten. ¿Llegó el momento de unirse?
 

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En los últimos días comenzó a hablarse otra vez sobre la necesidad de la unión entre todos los patriotas pros democráticos. Estrategia considerada por  muchos como única manera de alcanzar la libertad de Cuba.

También de otros países, buena cantidad de luchadores por restaurar la democracia en Cuba, aconsejan la unión de todos los grupos de la oposición en uno solo. Bloque monolítico incontenible que llegue al poder por las urnas. (La lucha pacífica descarta el brazo armado).

Hace poco, el líder de la Unión Patriótica de Cuba, UNPACU, José Daniel Ferrer, emitió un llamado a esta acción de unir todas las fuerzas, un hecho que llenó de expectativas esperanzas a muchos seguidores de la unión. Pero, en medio de esta situación de pandemia solo podría lograrse de manera virtual, tras vencer un gran  cúmulo de obstáculos y reticencias.

Intentos anteriores de unión no han cosechado frutos. Fueron quebrados  por las acciones de la Seguridad del Estado y las pugnas entre líderes. Protagonistas de aquellos hechos recuerdan anteriores tentativas de unidad.

León Padrón Azcuy, viejo disidente de La Habana, cataloga el intento más visionario en aquellos umbrales a Todos Unidos. También menciona al grupo Concilio, a la Asamblea para promover la Sociedad Civil  y La Patria es de todos.

“Pero considero a la Unidad Liberal de la República de Cuba, ULRC, fundada por Héctor Palacios, como el intento más poderoso de unir a todos los liberales”, dice Padrón Azcuy. “Al punto que la Internacional liberal nos acogió como miembros plenos y nos convertimos en una verdadera cabeza de caballo para el gobierno. Fue una guerra silenciosa, desigual. Hasta que nos desmembraron en el 2012”.


El nivel de organización y la amplitud de la plataforma política, fue creciendo con cada proyecto. El periodista y activista, fundador de la plataforma Candidato por el Cambio, Julio Aleaga Pesant, escribió un trabajo por aquellos días que se consultaba mucho entre los grupos opositores y los analistas, titulado: ¿Quién es quién en la política cubana? Todos los personajes de importancia en la política, tanto del oficialismo y la oposición, aparecía con fichas biográficas y un esbozo de su accionar.

“Ese trabajo no acaba nunca”, cuenta Aleaga Pesant, por teléfono, “es interactivo y se actualiza todos los días. La última actualización es de hace unas horas, la de Susely Morfa y su reciente sustitución. Inicialmente se hizo con personajes de la política, luego se extendió también a las artes, a las letras, a los deportes”.

A la pregunta si la unión de todos los grupos de la Sociedad Civil en Cuba es una utopía, Aleaga Pesant dice que sí.

“Ante que la unidad debe primar la diversidad. Pongo siempre el ejemplo del partido comunista de la Unión Soviética. 42 millones de militantes del partido. Y  aquello cayó como un castillo de naipes. Los proyectos de unidad en la oposición en Cuba tuvieron buenas intenciones, pero la unión estaba condicionada bajo la égida de quien la promulgaba. Y en Cuba todos queremos ser líderes”.

La Agenda para la Transición fue el último intento de unir a la oposición tradicional. Idea de Coco Fariñas y Francisco Chaviano, quien en 15 años preso por disidente, maduró la imagen de unir a todos los líderes con un mismo objetivo.

“La Agenda para la Transición la fundamos en 2010, cuando salí de la prisión, tras 15 años de encierro”, cuenta Chaviano, que ahora vive en Orlando. “Había una secretaria pro tempore que dirigía la agenda, integrada por dos miembros por dos años. Luego se hacía una nueva elección”.

“La primera secretaria pro tempore estuvo integrada por Marta Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca. En la agenda estábamos Elizardo Sánchez Santa Cruz, Guillermo Fariñas, René Gómez Manzano, Jorge García Pérez, Antúnez, Félix Bonne, Héctor Palacios, y varios representantes de la región central y oriental, entre ellos los hermanos Lobaina”.

“En la agenda se coordinaron todas las tareas de acción y pensamiento durante esos cuatro años de existencia. Importantes para la historia de la oposición porque abrimos un abanico de concertaciones y proyectos con los grupos del exilio de muchas partes del mundo. Con la agenda la visibilidad de la oposición creció hasta volverse ineludible. Y cuando anunciamos la tentativa de convertirnos en un Parlamento de la oposición, entonces nos convertimos en objetivo de guerra”.

“La Policía Política desplegó toda clase de acciones y ataques, directos y enmascarados, para desarticularnos. La sede de la agenda estaba en mi casa, en Jaimanitas. Cuando nos reuníamos tantas figuras de la oposición en un sitio tan cerca a Punto Cero, desde el día anterior el pueblo era tomado por las fuerzas policiales. Nos cayeron con todo. Creo que todas las medidas de penetración que pudieran aparecen en los manuales de espionaje, fueron utilizada contra nosotros”.

Con su desmembramiento en 2014, algunos líderes de agenda marcharon al exilio, o fundaron nuevos proyectos. La oposición ha crecido desde entonces. Nuevas figuras tomaron protagonismo. Caras jóvenes, con otras ideas. Los blogueros, movimientos LGBT y de integración racial, artistas y periodistas independientes, los influencers… que a través de las redes sociales hacen historia: disienten. Le dan una vuelta total al mundo para enderezarlo y donde hablar de unión total con ellos y bloque monolítico no sería una utopía. Es encontrarle las cuatro patas al gato.

Escrito por Francisco Correa

Francisco Correa Romero. Guantánamo 1963. Escritor y periodista. Ganó los concursos nacionales de cuento Regino E. Boti, Tomás Savigñón y Ernest Hemingway, además de varios premios internacionales por sus crónicas y reportajes. En 2010 obtiene premio de ensayo sobre Liberalismo en Cuba y en 2011 la editorial Latin Heritage Foundation publica su novela Pagar para Ver. En 2012 obtiene el premio Novelas de Gavetas Franz Kafka con "Larga es la noche".

 

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