La travesía de los migrantes cubanos en Europa: "Dormíamos en el monte"

Migrantes cubanos enfrentan grandes desafíos en sus intentos por ingresar a los países de la Unión Europea (UE) para solicitar refugio
Migrantes cubanos enfrentan grandes desafíos en su ruta por ingresar a los países de la Unión Europea (UE) para solicitar refugio
 

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Reniel Roque salió de Cuba rumbo a Rusia el 11 de octubre de 2021. Su objetivo, como el de tantos cubanos que se embarcan en esa travesía, era aprovechar el libre visado de ese país para cruzar los bosques fríos, llegar de alguna forma a España y solicitar refugio.

El 23 de octubre voló a Serbia y unos días después, según los planes, tomó un autobús hasta Bujanovac, un pueblo fronterizo con Macedonia. Para estas movidas contrató a un coyote. Sí, en Europa también existen coyotes.

"Estuve en una casa abandonada en ese pueblo y al día siguiente cruzamos la frontera caminando con otro grupo de cubanos y evidentemente una persona que nos estaba guiando. Luego al pasar la frontera ya estábamos en territorio de Macedonia: nos ubicaron en otra casa y esa noche nos movieron en unos carros hasta el borde de Grecia. Tuvimos que caminar un espacio determinado, que fueron como dos horas, hasta llegar a un lugar un poco más seguro. Dormimos esa madrugada en el monte escondiéndonos de los policías y la tarde siguiente fue cuando comenzamos todo el trayecto. Caminamos como seis horas para llegar a Polikastro, uno de los pueblos más importantes en Grecia", contó Roque a ADN Cuba.

Los coyotes en esta parte del trayecto, indicó, 'eran un poco violentos'.

"Había que caminar, parar muchas veces y era un poco violento (...) eso de que te griten. Había una muchacha y un muchacho que no tenían todo el dinero y los manotearon (golpearon); no fue nada agradable", agregó.

El 28 de octubre Reniel salió de Polikastro con unas amigas en un autobús rumbo a Tesalónica, la segunda ciudad más importante de Grecia, donde tomarían otro transporte para Atenas, la capital, y allí ver cómo continuaban su viaje a España.  

"Como a las tres paradas de haber arrancado el bus nos detiene la policía: ahí es donde empieza todo el calvario. Nos piden los documentos y todos los que estábamos en la guagua éramos ilegales. Nos conducen a una camioneta Vans blanca que nos lleva a una estación de policía. En ese momento no sabes para dónde te están llevando y nos retiraron los documentos y las pertenecías, sencillamente te dejan con la ropa que tienes puesta", explicó el migrante cubano.

A uno de los cubanos que había hecho el viaje en el ómnibus con Roque lo desnudaron para ver si tenía armas y los policías se comportaban violentamente, denunció el joven.

"Nos dejan retenidos ahí en la estación de policía y no nos dan agua, hubo que tomar agua del grifo y comida daban unos recipientes con una carne que no olía mal, pero que tal vez el ser humano no comería; era como que muy bajo".

Al día siguiente fueron trasladados a otra unidad policial en Grecia.

"Yo incluso en la estación dije que quería pedir asilo político y el policía me ignoró, dio la espalda y se fue. En este operativo nos fueron moviendo de un Vans a otro, pero no cupimos todos y yo fui el único cubano que se quedó con cuatro pakistaníes y un africano. Dormí esa noche ahí y al día siguiente es que me mueven por la tarde para otra prisión; en todos esos traslados siempre había un poco de violencia: te empujaban, te manoteaban, con las tonfas te daban por los hombros", dijo Reniel. 

Otro día de traslados dentro de Grecia. "Nos conducen a otra Vans más grande pero tipo una jaula donde habíamos 13 cubanos y tres sirios. Mucha incertidumbre porque la policía nunca te dice para dónde vas. Es un martirio mental".

Luego de tres horas de viaje llegaron a una prisión distrital, según alcanzó a leer Roque. Allí los policías griegos bajaban con palos a los migrantes de las camionetas y los desnudaban en un local.

"Nos preguntaron a qué religión pertenecíamos y si no eras cristiano el trato era mucho peor. Cuando salimos no nos dejaron coger los abrigos. Los policías griegos nos montaron en una camioneta vieja y sin asientos y nos movieron a otro lugar cercano. Nos hicieron caminar un trillo (camino sin pavimentar) y llegamos a un río. Nos cruzaron el río en unos botes y nos dijeron que ya estábamos por nuestra cuenta y que camináramos al pueblo más cercano. Le huíamos a la policía como si fuéramos fugitivos".

Este grupo de unos 11 migrantes cubanos logró entrar a Turquía. Ya en territorio turco pagaron a un taxista 800 euros para que los trasladaran a Estambul, la capital de ese país. Ahí se encuentran desde inicios de noviembre de 2021, en condición migratoria irregular, viviendo de sus pocos ahorros o de la solidaridad de otras personas.

"No queremos que más cubanos pasen por esto; no se lo deseamos a nadie", concluyó Reniel Roque.

Por su parte la cubana Solanch de la Rosa, quien reside en Turquía, realizó un video pidiendo ayuda para el grupo de migrantes que se encuentra en ese país, luego de ser violentado por las autoridades de Grecia.

Los migrantes están en Estambul, pero la mayoría no tiene los medios económicos para mantenerse.

"Están durmiendo hacinados en literas (...) Otros que tenían un poco de dinero se están quedando en un hotel. Están golpeados, aterrorizados, indocumentados, no quieren salir a la calle", agregó De la Rosa.

Ingresar a Europa a través de Rusia: otra vía del éxodo de cubanos

La pandemia de COVID-19 no ha evitado que miles de cubanos migren de forma irregular. El camino más frecuente es atravesar Latinoamérica o el estrecho de Florida para arribar a Estados Unidos. Otros se dirigen a Europa, principalmente vía Rusia, un destino con libre visado para cubanos.

Un reportaje de NPR narra la historia de dos cubanos sobrevivientes de una dura expedición, quienes sortearon el hambre con agua de río y granos de maíz crudo que arrancaron de campos helados en el este de Polonia, antes de ser devueltos a Bielorrusia.

"Volamos de La Habana a Moscú, y luego un hombre nos recogió y nos llevó a Bielorrusia, y ahí es donde nuestro viaje empeoró mucho", dijo uno de los cubanos, desnutrido y herido, que fue interceptado por la policía polaca tras ingresar a la Unión Europea (UE).

Según el migrante había sido torturado por el régimen bielorruso y temía ser asesinado.

"Somos como balones de fútbol en un partido entre Polonia y Bielorrusia. Nadie nos quiere", declaró a NPR. Los dos cubanos eran parte de 16 000 migrantes detenidos en agosto de 2021 por la patrulla fronteriza de Polonia, cuando cruzaron ilegalmente la frontera de 250 millas que limita con Bielorrusia.

 

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