Dicen que el cubano es el rey del invento, pero en el municipio Tercer Frente, de Santiago de Cuba, hay cubanos que merecen el título de emperadores o dioses de la inventiva, porque si de innovar se trata, han llegado al colmo de la imaginación: mayonesa de plátano burro.
Pero aquí no termina el asunto; en la jornada organizada por una sede universitaria municipal se exhiben otras “maravillas” de la fantasía popular: hornos criollos que funcionan con aserrín, frito de chaya con picadillo y, como si viniera al caso, muchas fotos de Fidel y Raúl. Había que rendir homenaje a los dos cubanos que más hicieron para convertir a los isleños en magos, de tanto privarlos de comida, ropa, herramientas y combustible.
También hubo un evento dedicado a la prevención de enfermedades mentales. ADN Cuba no pudo saber qué psicopatologías se trataron allí. Lo que llama la atención es el abigarramiento de la jornada: lo mismo un horno hecho con viejos tanques de agua que preocupaciones par los profundidades de la psiquis y honores al Comandante y su hermano menor. André Breton habría saltado de alegría ante tantas cosas sin conexión unidas por el azar y la necesidad.
Nadie sabe con certeza a quién se le ocurrió el pomposo nombre “Día de la Ciencia” para semejante inventario de respuestas a la necesidad cotidiana del cubano. Pero así fue; al parecer, como la exposición la organizaron en una sede universitaria, los creadores decidieron ponerle un rótulo a la altura de tan académica institución.
Pero lo mejor no es eso, sino que un internauta muy entusiasmado con la expo osó declarar en Facebook que todo aquello ayuda al “desarrollo” local. ¿De qué desarrollo habla? Así andan las cosas en la finca: la artesanía es ciencia, y la pobreza, desarrollo.
Un añadido final. Vean esta imagen y encuentren el problema. Era un cartel confeccionado por los expositores para darle “color local” al evento.
