Tras once años de aprobada la entrega de tierras en usufructo en Cuba, todavía quedan 12 mil solicitudes en espera de autorización, de más de 28 recibidas entre 2008 y 2019.
Según declaró al periódico Granma Eddy Soca Baldoquín, director de Suelos y Control de la tierra del Ministerio de la Agricultura, gracias a esta política, la producción de frijol “ha experimentado un crecimiento de alrededor del 6 o el 7 % anual, más del 92 % del arroz que se produce en el país está en manos del sector no estatal”.
Además, “la producción de leche también ha venido creciendo a un ritmo aproximado de un 3 % anual, y la de carne, incluyendo ambos sectores, estatal y no estatal, ha crecido en unas 25 000 toneladas”.
Lea también
Explicó también que esta iniciativa, de la que muchos esperaban una privatización posterior de la tierra, puso en explotación las áreas ociosas o las que por alguna razón dejaron de ser explotadas, y a las que es necesario volver a darles uso, así como reunir fuerzas y el sentido de pertenencia de los productores para mejorar el ritmo de los resultados.
Sin embargo, el aumento de la producción no es suficiente para cubrir la demanda de un país que importa más del 60% de los alimentos que se consumen, según explicó el economista cubano Pedro Monreal.
El agro es un sector clave de la economía cubana, pues es el encargado de proporcionar seguridad alimentaria, concentra la mayor cantidad de empleos del país y es el área donde más rápidamente y en mayor escala pudiera producirse la sustitución de importaciones y el punto de origen de encadenamientos productivos, explicó Monreal, al resumir una serie de comentarios adelantados en su cuenta de Twitter.
“El 57% de las importaciones de alimentos se concentran en un reducido grupo de 5 productos cuyo valor de importación aparece entre en paréntesis, en millones de pesos: pollo (305), arroz (273), maíz (193), trigo (184) y leche en polvo (146). Con una política agropecuaria adecuada, se pueden reducir sustancialmente esas importaciones, con la excepción del trigo. La importación de esos alimentos no es algo “natural”, ni es inevitable”.
“La escala de la tierra estatal cedida en usufructo -a privados y cooperativas- es enorme, representando la tercera parte de los 6,2 millones de hectáreas de la tierra agropecuaria del país. Los productores privados aportan una parte decisiva de importantes renglones de la oferta nacional de alimentos. En siete categorías claves (frutales, maíz, frijol, viandas, hortalizas, leche y arroz) la contribución del sector privado supera el 50%”.
“El apoyo al sector privado del agro debe ser priorizado y la razón es fácil de entender: es allí donde se decide la oferta nacional de alimentos. Se necesita una política pragmática y no una “conversación” ideologizada acerca del sector privado realmente existente", concluyó.