“No lo dirá la revista Time, pero Maduro es el hombre del año”, así dijo el inefable Iroel Sánchez en un artículo publicado en Razones de Cuba, en donde el famoso inventor de fantasías se lanza a la defensa del sátrapa venezolano.
Entre los méritos de Maduro está, nada más y nada menos, que haber sumido a la oposición en el caos. “La oposición se encuentra hoy más divida que nunca, varios diputados opositores acusan de corrupción al autoproclamado “presidente interino” y una parte importante de ellos se sumó a un acuerdo con el gobierno para estabilizar políticamente el país”. Maduro es lo que se dice un genio del mal, un estratega de la sentencia “divide y vencerás”.
Después de haber leído al gran Julio César, autor de la frase, Iroel inhaló alguna sustancia alucinógena, de lo cual da fe el siguiente razonamiento: “La situación de violencia, desabastecimiento, grandes colas e hiperinflación galopante ha sido superada y el país, aun con grandes dificultades, vive en un ambiente de estabilidad”.
Es evidente que los informes de la Seguridad del Estado y la frecuentación de la prensa oficial mantienen a Sánchez alejado de la “propaganda imperialista”, que en el mes de septiembre calculó la inflación acumulada en Venezuela en 2674%, el salario mínimo como el más bajo del país en toda su historia y el peor de Latinoamérica.
Mal informado por sus empleadores, dice que la crisis del neoliberalismo –ese espantajo de las izquierdas-, sacó “a las calles grandes multitudes en rebeldía en Ecuador, Chile y Colombia”.
Mucho de cierto hay en cuanto a Chile, menos en cuanto a Colombia y poco sobre Ecuador, pues el pobre escribidor no tuvo en cuenta que Moreno intentaba arreglar con sus reformas los malos manejos de su antecesor, Rafal Correa. En cualquier caso uno se preguntaría qué tiene que ver la crisis del neoliberalismo con que Maduro sea “el hombre del año”.
Para ser honestos, Iroel no es tuvo del todo mal, pues dice lo siguiente: “Desde la celebración del Foro de Sao Paulo en Carcas, Venezuela lidera un proceso de concertación de fuerzas de izquierda en Latinoamérica y más allá que está re-articulando movimientos sociales y fuerzas progresistas”.
Cierto, el gobierno venezolano ha metido las manos en todas partes –“Latinoamérica y más allá”- para tratar de barrer con los gobiernos democráticos, esos que constantemente le recuerdan al monarca venezolano cuánto roba y cuánto oprime a su pueblo, como lo demuestran numerosos informes de inteligencia y organismos internacionales.
Pero ese pueblo ingrato no quiere ver, como sí lo hace Iroel Sánchez, la grandeza de su líder, quien “ha liderado la resistencia a una de las mayores ofensivas imperialistas de la historia, logrando sostener la unidad de las fuerzas revolucionarias internas y las alianzas internacionales en favor del multilateralismo, la soberanía y los intereses populares”.
En fin, los pueblos también se equivocan; quien no se equivoca es Iroel Sánchez.