Hijos de canadiense fallecida en Cuba piden respuestas el gobierno cubano

El hospital en la isla estaba pidiendo más de 13 mil dólares para permitir que su madre abandonara las instalaciones y regresara a Canadá
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Los dos hijos de la turista canadiense, Suzanne L'Espérance, quien falleció en Cuba, continúan pidiendo respuestas por lo sucedido al gobierno cubano.

Según informó el Journal de Montreal, el hospital en la isla estaba pidiendo más de 13 mil dólares para permitir que su madre abandonara las instalaciones y regrese a Canadá.

"Mi madre murió como un perro en la calle. Y teníamos el dinero", agregaron.

Suzanne L’ Esperance y su esposo, Jean-Maurice Mailhot habían planeado descansar en Cuba durante una semana. Sin embargo, el viaje se oscureció cuando se sintió mal y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital.

Mailhot lamentó las condiciones insalubres de la instalación de salud. Unos días después, el 18 de noviembre, Suzanne L'Esperance, preocupada, envió un mensaje de texto a su hijo: "Quiero irme a casa", pero no sucedió.

La hija, Josée Desormeaux, escribió una emotiva despedida en Facebook este lunes.

 

 

"Ahora sé que estás ahí arriba para cuidar de mí. Has sido una madre increíble, siempre ahí para nosotros y con las palabras buenas para nosotros. Habías encontrado tu alegría de vivir y eras tan hermosa. Gracias vida por darme la oportunidad de pasar mucho tiempo contigo este último mes", concluyó Desormeaux.

 

 

En octubre pasado también trascendió que un empresario de Ontario que viajó a Cuba en 2017 podría ser el primer ciudadano canadiense no diplomático que presenta los síntomas asociados con el llamado "síndrome de La Habana", la misteriosa enfermedad que ha afectado a diplomáticos canadienses y norteamericanos, junto con sus familias.

El periódico canadiense Ottawa Citizen entevistó al hombre, que pidió permanecer en el anonimato porque está preocupado por su seguridad. Cuenta que experimentó lo que él llama un "ataque" mientras estaba en su habitación de hotel en el centro de La Habana a principios de 2017, como parte de una misión comercial patrocinada de forma privada.

El hombre dijo que no escuchó ningún sonido, pero sintió una presión abrumadora y sensaciones en su cabeza.

“Sentí presión. Fue como si algo que me empujara, pero no pude escapar de eso ".

El empresario describió la experiencia como repentina y aterradora. "No tenía idea de cuál era la fuente, pero sabía que era anormal".

También llamó a la policía canadiense y fue entrevistado en Ottawa. El periódico canadiense ha visto una copia de la declaración que envió a la Real Guardia Montada de Canadá en 2018.

 

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