Perseguido por la sequía petrolera, el gobierno cubano promueve la generación de energía por productores independientes, como medio para disminuir su dependencia de las importaciones, especialmente de Venezuela.
La Resolución no. 141 del Ministerio de Comercio Interior, que aparece en la última Gaceta Oficial de este 28 de noviembre, dice que la Unión Eléctrica comprará “toda la energía eléctrica generada a partir de fuentes renovables de energía, producida por los productores independientes, siempre que cumpla las normas técnicas establecidas”.
Según la Gaceta, “para la formación del precio de compra de la energía eléctrica se tiene en cuenta, entre otros elementos, el costo evitado de la generación eléctrica con combustibles fósiles”.
La iniciativa también busca sustituir un millón 800 mil toneladas de combustibles fósiles y hacer que las energías renovables produzcan el 24% de la electricidad consumida en el país para 2030.
Aunque no es posible predecir si la medida tendrá éxito, es un cambio digno de señalar, pues por primera vez desde la nacionalización del sistema eléctrico, controlado por el Estado, se da derecho a participar en él a privados, aunque sea a pequeña escala. Uno de los obstáculos es los altos costos para instalar tecnología renovable o de producción eléctrica en general.
Las medidas para solucionar la crisis energética desde que Venezuela redujo los envíos de petróleo y disminuyó la capacidad de compra de Cuba a falta de divisas, vienen acumulándose en los últimos meses.
La víspera, comenzó en La Habana la Tercera Conferencia de Energía, Petróleo y Gas, que busca atraer inversiones en el sector de hidrocarburos, sobre todo en la exploración de los yacimientos en la zona cubana del Golfo de México. Se estima que allí existen 10 mil millones de barriles de buena calidad.
Una de las inversiones más sobresalientes en este ámbito es la perforación de un pozo horizontal que comenzó en octubre pasado en el yacimiento petrolífero de Boca de Jaruco, en el noroeste de la isla. La ejecución del proyecto está a cargo de la petrolera rusa Zarubezhneft y Cupet.
Mientras Cuba intenta saciar su sed de petróleo y electricidad, el gobierno estadounidense se lo impide con los medios a su alcance, con el objetivo de forzar reformas democráticas tanto en la Isla como en Venezuela.
Las dos empresas que se dedicaban a la importación de hidrocarburos en la nación antillana, Cubametales y Corporación Panamericana S.A., recibieron sanciones de Washington por su relación con el comercio de combustible con Venezuela.
Cubametales fue sancionada en junio de este año y en el transcurso de esta semana el ojo del Departamento del Tesoro cayó sobre Corporación Panamericana, que servía de tapadera a la otra empresa.
En septiembre, el Tesoro sancionó a cuatro compañías y a igual número de embarcaciones que trasladaban petróleo venezolano a Cuba, y con ello violaban medidas impuestas por Washington.