El pasado 4 de julio se publicó en la Gaceta Oficial de Cuba el Decreto Ley No. 370/ 2018 Sobre la informatización de la Sociedad en Cuba. Entre las nuevas medidas se incluye también la Resolución 125/ 2019, del Ministerio de Comunicaciones.
La Resolución 125, según declara el documento, busca ordenar los procesos de producción y comercialización en la industria informática cubana, para lo cual se establecen medidas que deben cumplir los desarrolladores de aplicaciones.
Pero no todos están de acuerdo con las nuevas regulaciones. Pablo Ernesto Miro Martínez, creador de HabanaTrans, una de las aplicaciones más usadas en Cuba, es uno de los inconformes.
“Yo creo que lo primero que hay que ver es que ninguna medida puede atentar contra el tiempo dedicado a trabajar en algún proyecto, no puede ir en contra del intelecto de cada equipo que se ha dedicado por años a desarrollar una App”— dijo Pablo a ADN CUBA.
“Las nuevas regulaciones de alguna forma sí nos van a afectar—agregó—. Por eso creo que el Ministerio de Comunicaciones debe nutrirse más del criterio de los desarrolladores Android, hay que llegar a un consenso, porque lo que sí no vamos a permitir es que se tire por la borda tantos años de esfuerzos. Creo que esta nueva resolución no es la mejor solución, nosotros tenemos intereses que se están viendo afectados, debemos dialogar. No es que todo el tiempo haya que estar imponiendo leyes, sino valorar más lo que realmente se necesita, de ambas partes, porque nosotros también necesitamos cosas”.
Pablo recuerda las trabas que le puso la Empresa Provincial de Transporte de La Habana en el 2016 cuando él comenzó a desarrollar HabanaTrans.
“Ese fue el proyecto de mi tesis en el Universidad de Ciencias Informáticas. Tuve que hacer esa aplicación y pese a ser un encargo de la propia escuela no conté con la colaboración oportuna de las empresas involucradas. En el proceso de confección de la base de datos pasamos mucho trabajo porque la información que nos propiciaban, cuando lo hacían, estaban desactualizadas o poco tenían que ver con la realidad de transporte en la capital”.
A pesar de los contratiempos, este joven no cejó en su empeño de lograr un producto atractivo y útil para las personas de a pie. Y cuando nos referimos a “personas de a pie” no es metáfora lingüística, sino que HabanaTrans está pensada para orientar a las personas que dependen del transporte público, ubicando en cada parada las posibles rutas que deben pasar por allí.
“Para realizar un producto de este tipo se precisa de un equipo de trabajo, desarrollador, diseñador, arquitecto de la información, community manager para el tema del posicionamiento en redes sociales y poder promocionar lo que se está haciendo, además de hacer una exploración de mercado para conocer la competencia que hay alrededor del mismo tema al que le vas a dedicar una App”, explica.
Después de que un equipo como el de Pablo tiene el producto terminado, entonces solo resta lanzarlo al público; pero el tema de la promoción en Cuba es diferente al de otros países. Es cierto que se usan las herramientas web, pero la vía más fácil por donde se propagan las nuevas aplicaciones es “people-to-people”: a través de otras aplicaciones como Zapya, o del Paquete Semanal, alternativas muy usadas en Cuba para evitar los elevados costos que representaría descargar esos productos de Internet.
Este panorama, sin embargo, puede cambiar debido al Artículo 5 de la Resolución 125 del Ministerio de Comunicaciones de Cuba: “Los desarrolladores y comercializadores de programas y aplicaciones informáticas están obligados a inscribirlos a través de la Unidad Presupuestada Técnica de Control del Espectro Radioeléctrico del Ministerio de Comunicaciones (UPTCER) previo a su comercialización”.
Lea también
Hasta el momento existen dos plataformas fundamentales para encontrar las aplicaciones cubanas más populares, ellas son Apklis y Google Play. Con esta última hay una particularidad: como está bloqueada para desarrolladores de Cuba, estos se las ingenian para colocar sus productos a través de terceros puertos y competir con el mercado internacional.
“Estamos muy contentos con la aceptación que ha tenido HabanaTrans, por ejemplo en Apklis es una de las 10 más descargadas y en Play Store de Google tiene más de 11 mil descargas”— cuenta Pablo.
Con las recientes restricciones del gobierno cubano, esos números pueden variar.
“Pero nosotros no somos los únicos afectados, al final trabajamos para el pueblo, y sin cobrar un peso. Lo que hacemos son productos cubanos, totalmente gratis porque ni siquiera lo estamos haciendo para el extranjero”, agrega.
El actual escenario digital en Cuba se ha torna convulso, inestable. Sigue siendo el desarrollo de aplicaciones móviles un trabajo difícil.
Como tantos otros desarrolladores Pablo subió su App a Google Play, por la cual abonó 25 dólares. “El pago se hace una sola vez. Hay que depositar a través de una tarjeta de transacciones internacionales, eso te habilita un perfil en la consola que permite subir todas las futuras aplicaciones sin restricciones”.
Pero eso también cambiará, ahora, según el Artículo 12 de las 125. “Por la inscripción del programa y aplicación informática, el desarrollador o comercializador paga cincuenta pesos; el pago se realiza directamente en la sucursal bancaria, según establece la legislación vigente del Ministerio de Finanzas y Precios, y presentan el comprobante de pago a la UPTCER, quien anexa la copia de este al expediente”.
La primera acción que habrá que hacer es la de pagar esos 50 pesos cubanos, sin garantía que la aplicación sea aprobada, pues aún tendrá que pasar por un comité evaluador, y si no conviene, pues no se aprobará.
“La palabra ‘obligado’ está un poco fuerte, sobre todo en un contexto desconectado como el cubano en el que existen alternativas para el tráfico de datos a través del Zapya, por poner un ejemplo. Existe un mercado offline que va a seguir permitiendo que el que desarrolle una aplicación desde su casa la pueda seguir distribuyendo de forma clandestina y gratis”, comenta el joven.
“Hay que llegar a un consenso. Estoy de acuerdo que hay que tener organización, porque no se puede ir haciendo aplicaciones casi que por gusto, pero también hay que respetar el trabajo individual de cada equipo de desarrollo”.
El Artículo 6, por otra parte, impone que “La inscripción en el Sistema no es constitutiva de derechos de propiedad intelectual sobre dichos programas y aplicaciones informáticas; la realización de este deber no es una exigencia para su posterior inscripción en el Registro de Obras Protegidas y de Actos y Contratos del Derecho de Autor”.
O sea, que el desarrollador entrega su obra, que además tiene que entregarla con código abierto, y eso no representa ningún respaldo legal, nada garantiza que no te copien tu trabajo.
“Me niego a entregar mi aplicación con el código abierto, no podemos entregar un proyecto con todas las cosas para que puedan ser modificadas, eso es dejar ir nuestro intelecto, nuestros años de estudio y de aprendizaje”, asegura Pablo.
Las últimas regulaciones aprobadas en la isla para el uso de las TIC van a afectar a muchos cubanos. Algunas que no conocían de programación, o que no la estudiaron, se ha convertido en desarrolladores valiosos, que han hecho cosas increíbles, sin embargo se van a ver desmotivados porque al final van a hacer un producto que no se puede publicitar de forma independiente. Eso implica un daño directo el desarrollo de la informática en el país, alejándose del propósito declarado por el gobierno.
“Nosotros no vamos a dejar el proyecto por nada ni nadie, no me importa las trabas que tenga, las que siga teniendo en un futuro, HabanaTrans no morirá”— asegura su creador.