José Antonio Fornaris quiso fundar la Asociación Pro Libertad de Prensa (APLP) desde el 2003 cuando un grupo de 75 cubanos fue encarcelado durante la Primavera Negra, pero lo logró el 27 de enero de 2006 cuando, “nos encontramos un grupo de periodistas por allá en Alamar en casa de la colega Tania Díaz Castro”, recuerda Fornaris, presidente de la APLP.
“A raíz de que ocurriera la Primavera Negra, hicimos un documento que se llevó al Consejo de Estado pidiendo la liberación de los colegas presos y lógicamente, eso no surtió efecto”, y hablar del tema revive los miedos de entonces y la posibilidad de la aplicación de la Ley Mordaza, que han estado recordando en los medios oficialistas porque el periodista reconoce que “desde la ascensión de Díaz-Canel al poder, ha habido más represión”.
En el 2003 “pensamos en una organización que pudiera ayudar a los periodistas presos, ayudarlos de forma material y estar un poco al tanto de su situación”, esas eran las intenciones iniciales, “lo hicimos con mucho temor porque pensábamos que en cualquier momento todos íbamos a ser arrestados. La policía política conoció nuestras intenciones porque no era un secreto, y todos se atemorizaron”, y recuerda cómo amenazaron a su esposa, Amarilis Cortina, también fundadora de la organización.
La APLP empezó siendo una organización gremial a la que, según su fundador, “pertenecían casi todos los periodistas independientes”, pero ahora dadas las circunstancias, “nos ocupamos de informar a los organismos internacionales, las organizaciones regionales, a la OEA o a las personas interesadas en cómo ocurren las arbitrariedades, la represión y en cuál es la situación de la libertad de prensa y la libertad de expresión en Cuba”, resume grosso modo sus funciones actuales.
“No es que antes no hubiera, pero desde la ascensión de Díaz-Canel al poder ha habido un aumento de la represión”. Fornaris reitera esta idea porque es importante para las estadísticas que lleva la APLP y agrega que “se han denunciado registros a viviendas, golpizas a periodistas y todo tipo de acontecimientos”.
“El 30 de mayo del pasado año, me hicieron un registro que duró como 4 horas, con unas doce personas, entre la Seguridad del Estado y los que estaban vestidos de policía pero que no tenían ni siquiera identificación. Se llevaron todos los medios de la Asociación y violaron la ley de procedimiento penal y mis derechos como persona”, cuenta Fornaris.
Aunque la APLP apuesta por la denuncia ante las entidades que se supone que deban resguardar a los ciudadanos, en su caso, la Fiscalía perdió el documento de denuncia y brindó, como suele hacer esta institución, total impunidad a la Seguridad del Estado.
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Según la Asociación Pro Libertad de Prensa, todos los meses se registra “un promedio de ocho y doce periodistas reprimidos, aunque estamos seguros que la cifra es mayor, pero no todos denuncian”, y no todos saben de la existencia de la organización que aunque lleva varios años en funciones, ha recibido “varios golpes” que a decir de su presidente “la han ayudado a sufrir una metamorfosis”.
En la web de la organización también puede encontrarse un registro general: en el 2018 fueron agredidos 153 periodistas; 32 fueron periodistas mujeres; y terminó el año con 7 medios censurados. Estas cifras hablan de la indefensión de estos profesionales ante la falta de libertad de prensa y de expresión.
Entre las medidas coercitivas que mantiene el gobierno en contra de los periodistas también la APLP reconoce y recoge desde hace 4 meses a los que se encuentran bajo “prohibición expresa” de salida del país.
“Algunos llevan mucho tiempo sin poder salir como Henry Constantin, al que se le permitió viajar hace muy poco tiempo; tenemos un caso en Guantánamo, que lleva tres años; por acá tenemos a Víctor Manuel Domínguez, que hace como dos años”, y menciona a unos pocos de los “regulados”, entre los cuales también se encuentran el mismo Fornaris y su esposa, Amarilis Cortinas, Julio Aleaga Pesant, Niober García, Roberto de Jesús Quiñones, y Anay Remón García (Ana León).
Para Fornaris el mes de mayo fue atípico en materia de violación de derechos a los periodistas porque “la mayoría de los casos fueron mujeres y no recuerdo ningún otro mes en que haya ocurrido esto”, dice.
Las siete mujeres reprimidas fueron: Isel Arango, Iris García Mariño, Inalkis Rodríguez y Sol García Basulto, de la revista La Hora de Cuba; Luz Escobar, del diario 14ymedio; Iliana Hernández, de CiberCuba; y Leticia Rodríguez Iglesias, comunicadora de Corriente Martiana.
A estas estadísticas habrá que incluir los ataques difamatorios contra periodistas como Yoanis Sánchez.
El reconocimiento del gremio de periodistas independientes de que existe una organización que se dedica a visibilizar la represión es fundamental. El periodismo ha demostrado ser una de las profesiones más riesgosas del mundo, por lo que no basta con que ahora, en medio de una dictadura, se hable de “seguir trabajando a favor de la libertad de prensa”, sino que como afirma Fornaris, “cuando tengamos una situación de democracia tendrá que existir una asociación o un colegio de periodistas que se ocupe y que esté atento a cualquier tipo de violación”, y esa puede que sea la APLP.