Omara Ruiz Urquiola teme por la vida de LMOA y Anamely Ramos

La profesora y activista Omara Ruiz Urquiola manifestó temer por la vida de sus compañeros Luis Manuel Otero Alcántara y Anamely Ramos, ambos aún en huelga de hambre y en paradero desconocido tras el operativo represivo de la víspera
Omara Ruiz Urquiola
 

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La profesora cubana Omara Ruiz Urquiola, separada de la academia por motivos políticos y su activismo contra el régimen de la isla, manifestó este viernes 27 de noviembre temer por la vida de sus compañeros Luis Manuel Otero Alcántara y Anamely Ramos, ambos aún en huelga de hambre y en paradero desconocido tras el operativo represivo de la Seguridad del Estado contra la sede del Movimiento San Isidro durante la noche de la víspera.

“Estoy extremadamente preocupada. Tengo vigilancia en los bajos de la casa. Estoy muy preocupada por Luisma. Quiero hacerle saber al mundo que Luis Manuel Otero Alcántara no consiente asistencia médica en ninguna institución cubana de salud. Así lo ha hecho explícito”, afirmó Omara en una directa desde su perfil de Facebook.

Según detalló, los cinco huelguistas de San Isidro mantienen su disposición a continuar la huelga y seguir demandando, junto al resto de activistas, la liberación del músico aficionado urbano Denis Solís.

“Nosotros habíamos establecido un protocolo para cuando llegara un momento como este. Sabíamos que, dada la escalada de violencia del régimen, todo acabaría con la patada en la puerta. La dieron y temo por la vida y salud de Luisma. Está débil. Hizo una huelga estricta de hambre y sed, luego de hambre”, comentó la activista, que también mostró preocupación por Anamely Ramos.

“Está muy delgada. Lleva dos días en huelga de hambre. Hay que estar atentos a su situación. Muy desgastada porque era la coordinadora general allá adentro”, subrayó Omara sobre la historiadora del arte, quien fue liberada tras el operativo, pero detenida nuevamente cuando se rehusó a permanecer obligatoriamente en su domicilio, adonde la habían llevado en una especie de detención domiciliaria forzosa que cada vez es más habitual en el trato del régimen a periodistas independientes, activistas y opositores.

“Temo por lo que sean capaces de hacerles… Luisma no consiente que se le suministre ningún paliativo. Está en plenitud de sus facultades mentales y cuando lo suelten no irá a ningún lado que no sea su casa, de la cual es propietario legal”.

Ubicada en Damas 955, Habana Vieja, la casa de Otero Alcántara funge como sede principal del Movimiento San Isidro. Durante más de una semana, unos 14 activistas, varios en huelga de hambre, permanecieron allí demandando la liberación de Denis Solís, condenado a ocho meses de prisión tras un juicio sumario bajo cargos fabricados y sin garantías legales.

La manifestación fue concluida con la violencia de los órganos represivos del régimen, que fingiendo hacer cumplir protocolos sanitarios invadió el domicilio y sacó por la fuerza a todos los allí reunidos.

La esposa del activista y colaborador de ADN Cuba Esteban Rodríguez confirmó en varias llamadas a nuestra redacción, envuelta en llanto, que se los habían llevado a todos de forma violenta y que ella fue conducida por la policía de vuelta a su casa.

Poco antes, el régimen bloqueó las redes sociales Instagram y Facebook, en lo que parece fue un intento por evitar que la información del arresto llegara al extranjero. Sin embargo, activistas y ciudadanos en Cuba y fuera de la isla dieron cuenta rápidamente de lo sucedido.

 

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