“Ese Lumpen Marielito Mike Porcel”

El documental “Sueños al pairo”, dirigido por José Luis Aparicio y Fernando Fraguela, sobre el músico cubano Mike Porcel, demuestra que, en Cuba, inclusive los artistas que no quieren “jugar en la política” son tocados por los tentáculos de ésta
 

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Hoponopono, la paz de yo comienza ahora

El cine cubano parece siempre estar sujeto a la influencia política. La política o lo que se genera en torno a las producciones audiovisuales cubanas excita y exorciza a un gran porciento de los cineastas cubanos y críticos e intelectuales, inclusive a los cubanos de la emigración.

Películas cubanas que no hablan de política, aunque sean más sutiles en su forma “de decir” o “plantear la trama”, pasan desapercibidas, tanto por la aceptación o renuncia pública del ICAIC (Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas), como por críticos e intelectuales, y muchos cineastas cubanos trasnochados. 

Puede creerse que se puede ser otro tipo de artista, músico, pintor, teatrólogo o bailarín, y sortear este camino agreste y pendenciero de la política artística o el arte político. Pero, acabando de ver un reciente documental, “Sueños al pairo” (32 min, Cuba, 2020, Dir: José Luis Aparicio y Fernando Fraguela), sobre el músico cubano Mike (Miguel) Porcel (La Habana 1950), me vuelvo a enterar que no es así, que inclusive los artistas que no quieren “jugar en la política” son tocados por los tentáculos de ésta.

En el documental me entero por primera vez de algunas líneas más del discurso de Fidel Castro en el año 1980, cuando se estaba produciendo el “Éxodo del Mariel”, esa frase altisonante que salió en el inicio del gran filme “Scarface” (Dir: Brian de Palma, 1983): “… No los queremos, no los necesitamos”. 

La frase comienza mucho antes: “… Es que la obra de una revolución y la construcción del socialismo es una tarea de hombres y mujeres libres, absolutamente voluntarios. Ese es este pueblo, no el pueblo de los lumpen que se metieron en la embajada del Perú. Pues esos lumpen quieren su salvoconducto, ¿qué vamos a hacer, por qué se lo vamos a negar? Quién no tenga sangre revolucionaria, genes revolucionarios, una mente que se adapte a una revolución, quien no tenga un corazón que se adapte al esfuerzo y al heroísmo de una revolución, NO LOS QUEREMOS, NO LOS NECESITAMOS…”

El documental utiliza muchas imágenes de archivo, obtenidas en general de los Noticieros ICAIC Latinoamericano. Esto no demerita la labor investigativa del realizador, es un método archiconocido de materiales como NOW, de Santiago Álvarez, o el documental de Martin Scorsese sobre Bob Dylan, “Not direction Home”. 

Por el documental pasan una gama bien elitista de músicos cubanos: Pedro Luis Ferrer, Frank Fernández, José María Vitier, Frank Delgado y Amaury Pérez (La Habana 1953). ¡Es una verdadera gozadera ver a Amaury Pérez! Y es bajo su testimonio donde se confirma la idea del inicio: “…y cuando Mike graba mi primer disco (Porcel fue el director musical del disco de 1972 de Amaury) me llamaron y me dijeron Mike es un contrarrevolucionario porque no puso ni tumbadoras ni bongoes en el disco… Y nos mandaron a un consejo de trabajo al zoológico a alimentar leones, la gente de la UJC de entonces… ¿Qué le pasa a esta gente, están locos?”. 

Mike Porcel en 1978 fundó Sintesis con Carlos Alfonso; Sergio María Vitier tocaba el teclado eléctrico. Era el año del Festival Mundial de La Juventud y los Estudiantes en La Habana. “Un año de cierta apertura, de otra manera no creo que el Proyecto se lograra materializar. La estética vocal de Carlos tenía influencia de la música norteamericana, eso era inadmisible para la dirigencia cultural”, cuenta Mike. Porcel abandona Síntesis rápidamente por desavenencias con sus compañeros.

La canción tema del Festival Mundial la compone Mike y “alguien dijo que la canción de Mike era una canción floja, para mujeres”, cuenta Amaury. “A mucha gente le pareció la canción poca combativa”, cuenta Frank Fernández. A Silvio Rodriguez, el Dios, se le encarga que componga otra canción más heroica y el disciplinado gran trovador la compone.

Mike decide irse en el Éxodo del Mariel, pero no le aceptan la salida. Es confinado en su casa y sufre actos de repudio. Mike cuenta que el “sitio” a su casa duró una semana. Entones revela algo verdaderamente significante, al menos, en este documental, y con esto que revela Mike, pone en relieve y contextualiza las figuras de esos grandes Divos de la Nueva Trova Cubana: “…en esa semana me echaron por debajo de la puerta de la casa un panfleto firmado por los integrantes del Movimiento de la Nueva Trova…”

Esos, sus compañeros, Silvio, Pablo, Sara, Noel, etc.; aunque Pedro Luis Ferrer ni Amaury Pérez estuvieron en la elaboración del panfleto. Lo que dice el panfleto puede ser leído con integridad en el documental y todo lo demás que cuenta Mike es verdaderamente infame y bochornoso.

Al final sus realizadores sacan una fina y sutil espada de Damócles y escriben: 

“las siguientes personas fueron contactadas para aparecer en este documental:

Carlos Alfonso

Silvio Rodriguez

Pablo Milanés

Argelia Fragoso

Alberto Falla”

Silvio tuvo la oportunidad de redimir su culpa en torno a Mike Porcel en el documental de Fraguela y Aparicio, pero no lo hizo, NO. Él prefiere dar entrevistas al expresidente Rafael Correa o aparecerse con el Divo Maradona, o dar conciertos gratuitos por los barrios (creyendo que sólo con eso va a aliviar y mejorar el día a día de esos moradores).

Charles Bukowski decía que Jhonny Cash no podía hacer nada por esos hombres presos que él iba a darle conciertos a la prisión, que lo mejor que se puede hacer por un hombre preso es darle la libertad y punto.

Mike Porcel parece que, en términos musicales, era muy bueno, demasiado bueno y diferente para encajar en el quehacer artístico de esa época. Mike, al parecer, quería crear a su antojo sin tema político en su arte.

Y pagó con la desidia, el ultraje, el rechazo, por ser diferente como artista. Mirando las viejas imágenes de Mike Porcel, puedo hasta pensar que Silvio le tenía envidia, Porcel era un hombre apuesto.

Mike era demasiado bueno para ellos, lo cual también me recuerda el caso de otro artista cubano que al parecer era demasiado bueno, el cineasta Nicolás Guillen Landrián. Luego, se ha dicho que “ese negro” era cleptómano y mitómano, y mariguanero y borracho; claro, ese negro era tan bueno que había que hablar mal de él y había que hacer que se fuera del país. Esos lumpen no los queremos.

El documental “Sueños al pairo” abre viejas heridas que parecen no han cicatrizado bien con el tiempo. Pero, la víctima principal de esta historia parece vivir en paz. Confiesa ha perdonado a todos, no siente rencor. Vive tranquilamente con su esposa en Miami, asilo de muchos cubanos artistas.

Esos lumpen, que casi todos los meses hacen recarga de celulares a móviles de Cuba, a sus familiares y amigos, y hacen envíos de remesas, que significan posiblemente el mayor ingreso financiero de nuestro país. A esos lumpen, Martí les pidió dinero para la causa revolucionaria, y Fidel también.

Tráiler del documental Sueños al pairo
 

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