Un grupo de cubanos está donando dinero para ayudar a René Caballero, un anciano de Ranchuelo, provincia Villa Clara, que vive en muy precarias condiciones.
Según publicó el geógrafo Lázaro Batule, en el grupo de Facebook "Ranchueleros Unidos", ya se han recaudado 240 dólares y 300 pesos cubanos entre ocho personas que han aportado.
En las imágenes se observa la pobreza en que vive el adulto mayor, quien duerme prácticamente sobre piedra. La casa está construida con retazos de madera y una tela muy deteriorada funge como 'puerta'.
Por último, Batule denunció que se han incrementado los ataques hacia él desde que publicó la historia del señor.
"Al parecer hay personas que no quieren que se muestre la realidad de cómo viven muchas personas en Cuba. Continuaremos la campaña de donativos para ayudar a nuestro hermano René, toda la ayuda que podamos brindar es importante para aliviar la situación tan crítica en la que está viviendo. Ojalá y muchas personas se animen a formar parte de la solución y no sigan escondiendo y justificando el problema", concluyó.
La publicación tiene decenas de comentarios de apoyo e incluso cubanos dentro de la Isla, que tampoco tienen mucho, quieren ayudar a Caballero.
Guantánamo: Otra denuncia de ancianos en la pobreza
A inicios de junio, una pareja de ancianos residentes en el municipio Baracoa, provincia de Guantánamo, denunció la pobre situación económica y de vivienda que padecen, sin recibir ayuda del Estado cubano.
Mirian Kakie Sánchez y Miguel Matos Lobaina vive en la calle Joa #68, desde hace 20 años. Llevan 42 años de matrimonio y su vejez la viven en medio de una profunda precariedad y escasez.
En octubre pasado se cumplieron cinco años de que están con la casa “rota”, tras el paso del huracán Mathews. La anciana asegura que las autoridades declararon su vivienda como un “derrumbe total”.
Según Mirian, el anciano tiene problemas en los nervios y la cervical, mareos que le dificultan el andar. Sobreviven con una chequera mensual de 1528 pesos cubanos (61 dólares), que recibe Matos. “Eso no alcanza” para vivir, reconoce Mirian Kakie, quien dice que vivir así, sin medicamentos, vivienda digna y poco dinero para comprar alimentos, es una vejez “muy estresante”.