Leonides López Pérez es un joven cubano, trabajador de la CCS Horacio Rodríguez, de la Empresa Agropecuaria Benito Juárez de Placetas, que se apartó de la cría de cerdos para dedicarse a “cosechar” peces.
La industria de la pesca cubana ha motivado a algunos sectores a iniciarse en la cría de peces como paliativo a la escasez de otros productos cárnicos. Solo tres provincias del país son escenario de este experimento: Mayabeque, Granma y Villa Clara.
Quizás López Pérez vea en la acuicultura un escape al actual desabastecimiento que vive Cuba. Según le contara al diario oficialista Vanguardia de Villa Clara: “Por aquí pasaba la línea ferroviaria y había mucha área improductiva, poco factible para la siembra. Pensé que, si hacía estanques, serviría para la cría de peces y comencé de manera empírica, solo como una prueba, aunque con la idea de que algún día hubiese la posibilidad de establecer un contrato con la industria”.
También argumentó que la producción de cerdos necesita grandes cantidades de alimentos. Por tal causa abandonó esta rama, ya que la actual situación lo complejiza.
«Los peces son más fáciles de alimentar, pues solo llevan un poco de pienso y subproductos, que podemos adquirir gracias a una minindustria del municipio a la que se le entrega la materia prima, en este caso la claria, y los desperdicios se reciclan nuevamente para la alimentación animal. La cría de esta especie lleva, más o menos, el mismo tiempo que el cerdo, de cinco a seis meses, pero resulta menos complicada», explicó.
Este joven ha incrementado su espectro productivo con la adquisición de nueve mil alevines. La cría la realiza en un estanque de 70 metros de largo por 40 de ancho y con 1.50 de profundidad y pretende producir entre 60 y 90 toneladas.
Por otra parte, la especie que mejores condiciones presenta para este fin es la claria, la cual después es comercializada en las pescaderías de todo el país. En el municipio de Placetas dos familias son pioneras en esta actividad.
La Empresa Pesquera de Villa Clara, Pescavilla, ha firmado convenios con los interesados en la cría de especies comestibles de agua dulce. Esta institución estatal debe suministrar los alevines, la alimentación y la asesoría técnica. La industria pagará a los productores cinco pesos en moneda nacional por cada ejemplar de 700 gramos.
Productos derivados de los peces de agua dulce se comercializan en forma de croquetas, hamburguesas o en porciones crudas. Para la obtención de los mismos los cubanos realizan largas colas en tiempos de coronavirus, porque la necesidad no sabe de cuarentena.