Para Ana Fidelia Quirós, medallista olímpica y mundial, Fidel Castro “siempre será nuestra luz, motivo para seguir teniendo triunfos en la arena internacional. Él seguirá estando en el corazón de todos los deportistas agradecidos”.
Fue Fidel, dice, quien siempre hizo que nos sintiéramos embajadores del país, ya fuera ganando medallas o con nuestro comportamiento en el terreno. Siempre nos dio ese estandarte, en cada momento en el que íbamos a un Campeonato Mundial, Juegos Olímpicos o Centroamericanos.
Para la atleta, los especialistas en Relaciones Internacionales defienden por el mundo “los valores del internacionalismo, la solidaridad y la hermandad, que son la mayor expresión de la diplomacia revolucionaria”, según comenta la página web de la cancillería cubana.
Con apenas 12 años, Ana Fidelia tuvo la oportunidad de competir en la arena internacional. Considera un orgullo la tarea de representar a Cuba, más cuando se trata de un país que “pese a estar bloqueado por años, tener dificultades económicas y pocos recursos para hacer deportes de alto rendimiento, alcanza significativos logros a nivel mundial”.
Por eso, sin ser embajadora de profesión, se considera como tal, sobre todo cuando le ha tocado hablar sobre su país y, especialmente, en cada momento en que ponía un pie en la pista y lograba un triunfo para la “Revolución”.
“Esa emoción de ver nuestra bandera en lo más alto del podio, en un estadio de mil o 50 mil personas, es lo más gratificante. ¡Qué cubano no se siente orgulloso al escuchar su himno!”, concluyó Quirós quien, por enésima vez, recordó la figura del “comandante en jefe”.