La Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) denunció recientemente que la policía y la seguridad del Estado cubanas robaron alimentos que estaban destinados a la presa política Aimara Nieto Núñez, quien cumple una sanción de cuatro años en cárceles del régimen.
El 11 de marzo, Aimara fue trasladada de la cárcel de mujeres del Guatao, en La Habana, a una de Manatí, en la oriental provincia Las Tunas, adonde le es muy difícil llegar a visitarla y llevarle víveres a sus familiares, más aún en la actual contingencia sanitaria, donde el gobierno tomó la medida de suspender el transporte público.
Es por ese motivo que activistas y miembros de la Unpacu, así como de otras organizaciones opositoras en la isla, solidariamente, se han brindado para apoyar a los familiares de la prisionera política y llevarle alimentos.
Uno de ellos es Yoan Ricardo Llerena, quien en días pasados acudió con su esposa, Disnelbys Danitza Vidal Pérez, a la prisión donde está Aimara, para darle una jaba con alimentos.
“Llegamos a la prisión temprano en la mañana, después de que madrugamos, porque no hay carro ni nada. Decepcionados, caminamos como 28 kilómetros”, narra Yoan, presuntamente a un familiar de la opositora, quien es miembro de las Damas de Blanco, activista de la Unpacu y promotora de Cuba Decide.
“Llegamos a la prisión y estaba la cola normal para depositar la jaba ahí en la garita, donde le pasan cloro y eso por lo del COVID-19, pero cada vez que llegaba mi turno me decían que me esperara, yo me empecé a oler algo malo”, prosigue su relato Yoan, recogido en el canal de YouTube de la Unpacu.
“Nos dejaron de último. En eso mandan a buscar a Aimara, que la estaba viendo a distancia. Pero viene una oficial supuestamente a recoger la jaba y veo que coge a mano derecha y entra a una oficina, y al salir me dice: ‘no no, empaca eso y llévatelo que no se le va a entregar a Aimara’.
“En eso viene el que atiende las prisiones de Las Tunas por la Seguridad del Estado y me decomisa la jaba y me dice que tengo que firmar un papel en el que hago constar que lo donaba a un hogar de ancianos”, agrega Yoan, que decidió no firmar nada.
“Le digo que no voy a firmar nada, que eso era para Aimara que era parienta mía, y me dice que no, que eso venía con dinero de Estados Unidos, que yo estaba en contacto con el esposo de Aimara y con Cervantes (miembro de la Unpacu); parece nos tienen intervenido los teléfonos
“Yo le dije que si quería me la decomisara, pero que no le iba a firmar nada, y ya, cogieron la jaba y se fueron de allí”.
“Yo preparé todo eso con mi esfuerzo, la carne, las papas fritas, pero lo cogieron todo y se lo llevaron. No tienen corazón. Yo hubiera querido llevar más, pero de nada me valió”, lamenta Yoan, cuyo gesto, pese a no concluir como estaba previsto, fue agradecido por su interlocutor.
Aimara Nieto Muñoz fue sentenciada en 2018 a cuatro años de cárcel por el régimen, bajo los presuntos delitos de atentado, daño y desacato. Su esposo, también activista de la Unpacu, Ismael Boris Reñi, fue sentenciado, también en 2018, a dos años de prisión por el presunto delito de desacato.
Que haya impedido que reciba alimentos de familiares o amigos, por los motivos que sean, es una clara muestra de represión y violación de sus derechos más elementales, más en estos tiempos de pandemia y emergencia sanitaria.