Sirley Ávila: una sobreviviente del comunismo

El Día Nacional de las Víctimas del Comunismo, un grupo de refugiados de regímenes comunistas se reunieron en la Casa Blanca. Entre ellos se encontraba la cubana Sirley Ávila, que perdió una mano y casi la vida por defender a su comunidad campesina
Sirley Ávila
 

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Sirley Ávila León, es ex delegada de la Asamblea del Poder Popular de Majibacoa, en Las Tunas. Se unió a la oposición democrática después de ser expulsada de su cargo por tratar de mantener abierta una escuela en su comunidad.

Los canales oficiales la ignoraron, y cuando acudió a los medios independientes fue destituida. Tras la escalada de actos de represión por parte de la seguridad del Estado, fue gravemente herida con un machete el 24 de mayo de 2015 a las 3:00 p.m. El agresor era Osmany Carrión, que había sido “enviado por matones de la Seguridad del Estado”.

La historia de Sirley es verdaderamente un calvario y muestra cuáles son los métodos reales del castrismo. Primero, cuando intentó buscar solución a los problemas de su comunidad, el gobierno trató de hacerla desistir enredándola en el laberinto de la burocracia castrista.

Decenas de viajes a La Habana, entrevistas infructuosas en distintos ministerios y dependencias gubernamentales, no impidieron que Sirley perdiera su deseo de ayudar a sus convecinos y esa especia de fuerza sobrehumana que la impulsó a protestar y exigir derechos.

Cuando se cansó, acudió a los medios independientes para hacerse escuchar. “Vendí unos animales, porque yo tenía muchos, y varias cosechas de mangos, para costearme los viajes y así pude dar con la gente del Proyecto Varela en Santiago de Cuba. Entonces di mi primera entrevista a Radio Martí”.

Entonces comenzó la peor parte del calvario. Habiendo rebasado esa línea invisible que separa al ciudadano incómodo del “contrarrevolucionario”, el régimen chantajeó a su madre, envenenó el pozo donde abrevaban sus animales y la amenazó de muerte.


Mandaron a un grupo de presos a rodear y vigilar su casa, con el pretexto de cortar un marabuzal cerca de allí, con la orden de “hacerle daño, incluso hasta matarla”, a cambio de obtener la libertad.

Pudo enterarse de la verdad porque la esposa de uno de los reos escuchó la confesión de su marido en una borrachera y se lo advirtió. Esa joven, casi una niña, murió apuñalada poco después, cuando Sirley puso la demanda ante la fiscalía.

La verdad es que Sirley se confió al dejar entrar a su casa a unas personas, supuestamente de confianza, que vigilarían su finca mientras ella atendía a su madre, aquejada de varios padecimientos en un hospital provincial.  

Resultó ser un agente encubierto de la Seguridad del Estado que, al volver para reclamar su finca, intentó matarla. Sirley pudo escapar de milagro, pero a un costo altísimo: el asesino, Osmany Carrión, le cercenó una mano y ella quedó con otras heridas gravísimas el 25 de mayo de 2015.

Nunca llegaron la ambulancia y otros transportes que llamaron los vecinos para recogerla cuando se enteraron de la intentona. Pero al momento apareció el coronel que atendía la Seguridad del Estado en la provincia.

Ávila vive como refugiada política en Estados Unidos actualmente e, incluso, fue recibida en la Casa Blanca por Donald Trump como víctima del comunismo. 

Su hijo, con una carrera de 18 años en el ejército cubano, “fue expulsado cuando se negó a declarar loca a su madre y hacerla ingresar a un centro psiquiátrico”, declaró en entrevista con ADN Cuba.

Con antecedentes como el de Ávila no es descabellado pensar que varios pretendidos mambises podrían seguir al dedillo el mensaje de Cubadebate, un medio que, al igual que otros del oficialismo, no ceja en su empeño por manipular las opiniones de los cubanos en favor del régimen y en contra de todo aquel que se le opone.

 

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